- Necesito dejar de pensar en Mónica Belucci, ¿me puede ayudar?
Todo cansa, ya ve. Hasta tener en la cabeza permanentemente a Mónica Belucci (o a G. Clooney). Quien lo diría. Si usted es psicólogo y pasa consulta sabrá que muchas personas vienen a que les saquemos cosas de la cabeza o a que les pongamos otras. Somos una especie de peluqueros. “Córteme estas puntas y luego me alisa….”. Comienza entonces una operación en la que a veces encuentras obsesiones donde pensabas encontrar preocupaciones.
Las obsesiones crecen en unas islitas particulares, allá al fondo del cerebro. El problema es que se parecen a la “mala hierba”, o sea, esa que crece en cualquier sitio y que parece no necesitar ni agua, ni sol para dominar el territorio asentado.
Para que florezca una obsesión se necesita un abono específico. El abono “perfeccionismo nitrogenado” facilita el crecimiento de una gran variedad de plantas de esta índole, Si abona con “Responsabilidad excesiva” las obsesiones tendrán otro sello distinguible,…
Descifremos la anatomía de estas plantas. Generalmente están compuestas de:
Una situación disparadora
Una o más obsesiones
El malestar o ansiedad
Los rituales
En todas las obsesiones hay una SITUACIÓN DESENCADENANTE. Lo malo es que no siempre es evidente porque muchas veces ese disparador es un simple pensamiento, un recuerdo, una sensación corporal,..
Luego encontramos la OBSESIÓN en sí. Las obsesiones son procesos automáticos que no dependen de la voluntad. Esto parece ser difícil de entender para el común de los observadores, incluyendo a la propia familia. Por eso oímos tantas frases del tipo: “Tú lo que tienes que hacer es no pensar en eso”.
Las obsesiones, en su tierna infancia, son sólo pensamientos vulgares, no distinguibles de los otros miles de pensamientos que circulan por la misma vía. Sin embargo, un buen día, sin venir a cuento, el guardia de tráfico las detiene y les pide el permiso de circulación:
- Lo siento, usted no puede circular por esta ciudad.
- ¿Cóooooomooo…? Si llevo …. años... Si no he hecho daño a nadie… si….
- ¡¡¡¡Que se vayaaaaa!!!! ¡Márchese, señor pensamiento no deseado!
- ¡Léame mis derechos! ¿Dónde está escrito que está reservado el derecho de admisión?
- Agrrrrr
Ese señor tan aguerrido con bigote y pinta de guardia pertenece al Cuerpo Especial de Valoración de Pensamientos Inadecuados. Sí, ya sé que necesita un psicólogo, pero no se aviene a razones, ha sido entrenado para un permanente: “¡Señor, sí señor!”. Cumple órdenes estrictas, sin más.
Tras este enfrentamiento, la otrora tranquila ciudad, comienza a notar cierto MALESTAR incipiente. Primero guardan la esperanza de que el bigotudo de uniforme imponga por la vía rápida la disciplina y expulse al intruso. Al fin y al cabo lo contrataron para eso, como a Clint Eastwood en “El jinete pálido”. Todos miran por las ventanitas de sus casas para ver si pueden volver a la normalidad. Pero no. Cada mañana, en cuanto suena el despertador todos miran inmediatamente a ver si sigue ahí el pesado… y ¡efectivamente!, ahí está, creciendo con cada sermón del servicio de vigilancia. ¡Qué dirán los vecinos de al lado, si se enteran!
Hay que buscar una solución. Algo que acabe con esto. Que evite que vuelva a aparecer y permita de nuevo una circulación fluida y en paz. Una de las cosas que dan más resultado suele ser bastante simple: bajar las persianas. Ya se sabe, ojos que no ven…. A esa conducta que produce cierto alivio las llamamos RITUALES.
Bien, ya conoce usted ciertos aspectos básicos de las obsesiones. Volvamos a Mónica. ¿Podrá el Cuerpo Especial, venido directamente de un cursillo intensivo de los jardines del Opus Dei, echar a la Belucci del Paraíso? Por favor, mire la cartelera de arriba.
¿Hace falta que le responda?