Una forma de sufrimiento
extra es aquel que nos provocamos por pensar que lo que estamos sintiendo no es
lo que deberíamos estar sintiendo, bien porque creíamos tener más recursos
para manejar ese tipo de emociones, bien porque nunca habíamos imaginado que
podríamos tener unos sentimientos tan poco edificantes y políticamente
incorrectos.
Un profesor universitario,
cum laude en raciocinio, sufre terribles ataques de ansiedad desencadenados
porque no soporta los celos que padece. Los celos, algo tan primitivo e irracional.
La persona que se da un
atracón tras haber iniciado una dieta estricta podrá tener ciertas molestias
intestinales, pero es seguro que se retorcerá de dolor por el sentimiento de
culpa y de incapacidad, por la pérdida de control que se había prometido no
volver a repetir.
Creer que podemos dominar lo que no nos gusta
experimentar conlleva un trastorno bastante mayor, en numerosas ocasiones, que
la propia experiencia en sí.
El otro lado de la misma
moneda es el de las personas que necesitan tenerlo todo bajo control, y todo
incluye sus sentimientos y emociones. Carreras, parejas, amistades,.. determinados por la conveniencia más que por
la afinidad o la ilusión, son un caldo de cultivo para futuras y duraderas sesiones
de terapia.
Cuando alguien me dice que
quiere dejar de pensar en un tema determinado, intento explicarle que en el
mismo paquete se encuentran esos pensamientos que desea eliminar y las
emociones que hicieron posible que el mismo se quedara grabado. Lo compró como
un todo-en-uno. De hecho, cuando es capaz de hablar de ello con
cierto sentido del humor, tiene la sensación de que lo controla.
El intento de racionalizarlo no le va a ayudar tanto como el de ser capaz de
experimentar otro tipo de emoción y repetir el proceso cada vez que quiera.
Si usted tiene miedo una
noche en la cama, en lugar de intentar no pensar infructuosamente en aquello
que le atemoriza debería a probar a pensar en algo que provoque emociones
incompatibles con el miedo. Piense, seguro que le viene a la cabeza alguna.
Cuando lo que le atormenta tiene solución,
lógicamente lo que hablamos aquí no vale. Simplemente, entonces, póngala en práctica, y si no puede, busque
ayuda para eliminar los obstáculos, reales o imaginarios, que le impiden
hacerlo.
Le voy a proponer un
ejercicio simple al respecto de lo que estamos hablando.
Usted puede mantener un
determinado pensamiento o recuerdo en su mente que le provocarán alteraciones,
pero lo que no va a poder conseguir es que las emociones estén ahí todo el
rato, aguantando el chaparrón, ellas
necesitan un descanso.
Se trata de una técnica
antigua que requiere supervisión clínica normalmente, así que hágalo sólo de
prueba, si necesita más ya sabe. La llamo “la hora de amargarse”. Dedíquese en
cuerpo y alma a amargarse voluntariamente, sin interrupción con el pensamiento
que le atosiga. No haga otra cosa. Quédese así durante no menos de treinta
minutos, hasta que le resulte aburrido,
y luego, si lo hace, cuénteme qué ocurrió.
9 comentarios:
Vaya... una entrada muy interesante. Sólo puedo tomar cada una de las letras como algo personal y decir "touché". Quiero decir, recordaba mi entrada de los celos y, claro está, el problema no son los celos en sí, sino la angustia que provoca no poder controlar algo que creo que no debería sentir. Debería ser todo más fácil. Así dicho parece que estoy para encerrar. Dice una amiga psicóloga que tengo, que muchas veces en la consulta, tras exponerle algún problema la persona que sea, le pregunta "¿estoy loco?" en cualquiera de sus variantes...
Tengo algunas horas libres estos días, a lo mejor pruebo el ejercicio en vez de ver pelis o procrastinar un rato. Si lo hago te cuento qué tal la experiencia :D
¡Hey, qué bien! Esta vez no me he sentido reflejada en tu escrito. :) Pero creo que en el fondo es porque ya pasé por ello... jejeje.
Un beso, Walden.
Hola Exter. La pregunta que comentas nos la hacen cada día. Me llama la atención porque, como les explico, ningún "loco" la hace.
Tiene sentido que lo duden porque como comento en el texto, creen que si no son capaces de controlar sus pensamientos eso tiene que significar algo de ese tipo. Lo que no tienen en cuenta es que, en realidad, nunca han podido controlar los pensamientos que le vienen a la cabeza, a lo sumo, es la atención que le prestan.
Ya me contarás.
Un beso.
Me alegra que no te "toque", Irre. El ejercicio de tener que combatir contra uno mismo es de los más pesados que conozco.
Un abrazo.
Que entrada tan interesante. A mí el exceso de control en ciertos temas me ha llevado al descontrol más absoluto. He aprendido a ser más permisiva conmigo misma (al menos la mitad de lo que lo soy con el resto del mundo), y me va mejor.
La próxima vez que algo me angustie, voy a hacer lo que propone, y prometo contar el resultado.
Un abrazo!
Siempre me ha parecido increible lo buenos que podemos llegar a ser con los demás y los castigos que somos capaces de autoaplicarnos, y todo con la misma habilidad.
Ya nos contarás.
Un beso.
Me gusta mucho leerte. No es sólo porque, hables de lo que hables, nunca es aburrido; es también que eres un poco "blog de cocina", uno de esos que lees y, de vez en cuando, pones en práctica algunas recetas. Me encantó esa de ponerse con las manos en jarra delante de un problema; ¡es genial! parece increíble el cambio de actitud que se produce al ponerse mentalmente frente al problema con las manos en jarra.
Hoy me ha gustado especialmente lo de ante el miedo, una emoción incompatible. Con tu permiso, me lo meto en la mochila.
¡Gracias y besos!
Jo, María, si hubiera estado acompañado mientras leía tu comentario me hubiera ruborizado.
Gracias.
Un abrazo.
Es muy interesante tu ejercicio, Walden, pero ahora no me apetece hacerlo, prefiero seguir bien.
Sólo te digo que yo me canso enseguida de sufrir, cuando algo me agobia, sufro intensamente, pero al cabo de unos días, decido buscar una solución al problema o resignarme a lo que sea y cambiar de registro. A partir de ahí, dedico mi energía a otra cosa. No es nada planificado, me sale así y de momento, me va bien.
Si alguien piensa que nunca he tenido problemas graves, que no se engañe, los he tenido gordos como castillos.
un besito, Walden
(estoy contenta, acabo de pasar mis pruebas anuales en el oncológico y me han dado bien, yupiiiiiiiiii)
Publicar un comentario