Habitualmente en la primera cita, tras describir sus síntomas, algunos pacientes preguntan: "¿Lo mío es normal?". Claro, esto sólo lo hacen los adultos, los niños lo pasan mal, pero no se fustigan doblemente con ese sentimiento de soy un bicho raro. De forma, que buena parte de ese tiempo inicial, lo pasamos normalizando la sintomatología, o bien, situándola en sus justos términos, sin la magnificación de la que suele acompañarse.
Una de las estrategias básicas de normalización es la comparación. Desgraciadamente, lo que ocurre por dentro no permite la observación directa, así que a veces nos apoyamos en cualquier tipo de documentos que permitan distanciarse de ese malestar añadido.
Veamos algunas conductas verbales y no verbales de personas normales.
Una de las estrategias básicas de normalización es la comparación. Desgraciadamente, lo que ocurre por dentro no permite la observación directa, así que a veces nos apoyamos en cualquier tipo de documentos que permitan distanciarse de ese malestar añadido.
Veamos algunas conductas verbales y no verbales de personas normales.
Al menos, se puede ser más sutil:
Algunos políticos nos ayudan con nuestras técnicas de risoterapia. Es un buen suministro de material que apreciamos en su justa medida. Ahora mismo, según encuesta personal entre mis colegas, el alcalde de Sevilla ha desbancado al discurso texano de Aznar:
Inauguración de la Avenida de la Astronomía.
Gracias por la consideración que muestran. Ah, y gracias también, por ser tan, tan normales.
Inauguración de la Avenida de la Astronomía.
Gracias por la consideración que muestran. Ah, y gracias también, por ser tan, tan normales.
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