Piense en lo siguiente: Está usted trabajando en una planta con diez personas más. Apenas le separa un mampara y la distancia no llega al medio metro de una a otra mesa. El jefe o la jefa están metidos en una urna de cristal allí al fondo, tampoco demasiado alejados. Su compañera, que es muy cumplidora, coge una gripe y la sufre a pelo encima de su silla giratoria. Lanza los pañuelos llenos de moquito justo a la papelera que tiene a su espalda y falla, claro, es lo que tiene la gripe. Usted es muy limpio y no soporta los pañuelos en el suelo, así que uno a uno los va encestando a corta distancia con simulado disgusto. En una semana, cuatro de los compañeros están con gripe y usted no, ¿por qué?.
Esta es la pregunta básica de un libro titulado más o menos así: "¿Por qué unos enferman y otros no?". Parece una simpleza pero no lo es. Llevo mucho tiempo observando a estas personas. A las resistentes. Algo así como diez años agrupando observaciones, de forma poco sistemática como casi todo lo que hago, sobre estos aspectos.
A veces, a algunos pacientes les pregunto: "¿usted se resfría mucho?", y luego comparo su respuesta con su perfil de personalidad (normalmente utilizo el Millon). Así se va fraguando un historial de correlaciones entre las variables que miro, esencialmente dos: control percibido y redes de apoyo.
Hace años, cuando trabajaba con personas mayores y cuidadores, me centré mucho en las redes de apoyo, en no hacer intervenciones individuales, en que todos los equipos adoptaran esta perspectiva. Luego, desde la práctica privada, sumé especialmente el factor "control".
Mi objetivo es que cada paciente se lleve una cucharadita de control desde la primera cita. Si ve que está en su mano, el final está más cerca. Un problema interesante al respecto es curiosamente la búsqueda de control sobre lo que no se puede controlar. Me explico. Usted no puede decirse a sí mismo: "voy a dormirme en tres, dos, uno... ¡ya!", ni tampoco "ansiedad mira tengo visita con una nueva amiga a las ocho, ¿te importaría dejarnos solos?". Buena parte de las cada vez más frecuentes consultas relacionadas con la ansiedad, giran en torno a este problema. Es decir, a convertir la solución en el problema. Usted intenta controlar lo que no puede controlar, luego el resultado es que siente más descontrol, así que lo intenta con más fuerza,...
La mayor parte de los libros de autoayuda al uso giran en torno a la idea de "cómo acabar de una vez por todas y para siempre con la ansiedad". Y esto da lugar a estrategias desafortunadas en muchos casos, centrándose más en cómo manejar el hormigueo de las manos, por ejemplo, que en vivir su vida.
Es decir, el control está en la base de nuestras acciones. Unas veces para decirle al paciente: "controle lo que pueda controlar", y otras para darle una cucharadita colmada de control percibido.
Esta es la pregunta básica de un libro titulado más o menos así: "¿Por qué unos enferman y otros no?". Parece una simpleza pero no lo es. Llevo mucho tiempo observando a estas personas. A las resistentes. Algo así como diez años agrupando observaciones, de forma poco sistemática como casi todo lo que hago, sobre estos aspectos.
A veces, a algunos pacientes les pregunto: "¿usted se resfría mucho?", y luego comparo su respuesta con su perfil de personalidad (normalmente utilizo el Millon). Así se va fraguando un historial de correlaciones entre las variables que miro, esencialmente dos: control percibido y redes de apoyo.
Hace años, cuando trabajaba con personas mayores y cuidadores, me centré mucho en las redes de apoyo, en no hacer intervenciones individuales, en que todos los equipos adoptaran esta perspectiva. Luego, desde la práctica privada, sumé especialmente el factor "control".
Mi objetivo es que cada paciente se lleve una cucharadita de control desde la primera cita. Si ve que está en su mano, el final está más cerca. Un problema interesante al respecto es curiosamente la búsqueda de control sobre lo que no se puede controlar. Me explico. Usted no puede decirse a sí mismo: "voy a dormirme en tres, dos, uno... ¡ya!", ni tampoco "ansiedad mira tengo visita con una nueva amiga a las ocho, ¿te importaría dejarnos solos?". Buena parte de las cada vez más frecuentes consultas relacionadas con la ansiedad, giran en torno a este problema. Es decir, a convertir la solución en el problema. Usted intenta controlar lo que no puede controlar, luego el resultado es que siente más descontrol, así que lo intenta con más fuerza,...
La mayor parte de los libros de autoayuda al uso giran en torno a la idea de "cómo acabar de una vez por todas y para siempre con la ansiedad". Y esto da lugar a estrategias desafortunadas en muchos casos, centrándose más en cómo manejar el hormigueo de las manos, por ejemplo, que en vivir su vida.
Es decir, el control está en la base de nuestras acciones. Unas veces para decirle al paciente: "controle lo que pueda controlar", y otras para darle una cucharadita colmada de control percibido.
1 comentario:
Yo antes me ponia enferma solo los fines de semana o en las vacaciones. Nunca en dias laborables.
Hasta que mi doctora me explico porque.
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