jueves, 20 de noviembre de 2008

Las dos tragedias de la vida




Ayer estuve viendo una película colombiana en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Durante la proyección me pasaba lo contrario que en la consulta, veía a pacientes igual que en el despacho veo películas. Recordé una frase famosa de G.B. Shaw:




" There are two tragedies in life. One is not to get your heart's desire. The other is to get it."




Los personajes de la película buscaban un paraiso imaginario, ella llegar a Nueva York, él llegar a ella. Ambos pasan por las dos tragedias, la del deseo anhelado y la del deseo conseguido.




He conocido a muchos pacientes durante estos años pasar por esas dos habitaciones contiguas. Un sufrimiento inicial por un amor no correspondido, por no aprobar las oposiciones, por obtener un puesto, porque no cambie de sitio el bar de la esquina,... y otro posterior, más duradero habitualmente, por haber descubierto cómo era en realidad el paraíso.

Adoro el título de un libro de poemas de un escritor onubense: "Nunca fuimos lo pensado". Creo que es lo que más me gusta del libro con diferencia.

Nunca cojo la ilusión o la desilusión para llevarlas dándole collejas hasta enderezarlas y meterlas en su depósito homeostático familiarmente aceptado. Prefiero verlas retozar por los campos de amapolas, margaritas y cardos con espinas. Siempre, claro está, que la Heidi de turno sepa que está en las montañas y que ha de cuidarse del precipicio.

Conozco a una persona que me dijo una vez cuál era su plan, ahora que había pasado por ese pedregal florido, y finalmente he visto con alegre asombro que cada una de sus intenciones se ha ido cumpliendo. Cuando pienso en ello me reafirmo en lo valiosas que son esas experiencias. La bofetada tipo Gilda te devuelve a la realidad y si reflexionas adecuadamente ves que ahora eres capaz de discernir lo que sí y lo que no quieres que forme parte de tu vida, de tus proyectos,..

Me gusta el final de la película. No lo destriparé. También me gusta encontrarme a antiguos pacientes que me cuentan con distancia su tránsito inter-paraísos.

Veremos qué pacientes me esperan esta tarde en la sala.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Juan, soy la madre de Pepi, quisiera agradecerte lo bien que nos atendiste a pesar de ir con tantas prisas. Ahora estoy más tranquila y me doy cuenta de que igual me estaba agobiando escesivamente, la niña esta mejor y nosotros al menos sabemos que podemos contar contigo.
La amiga que nos dio tu telefono me dijo que tenias este blog y nos ha gustado mucho saber lo que haces.
Un abrazo y de veras muhcas gracias.

Anónimo dijo...

Entre un paraíso y otro me encontré recolectando miserias propias y ajenas, diseccionando los temores, buceando a ciegas en mares de corales, coleccionando cascabeles …”simplemente viviendo”, me dijiste un día en la consulta…y yo me lo creí y aunque no me fui tranquila, continué viviendo “ a pesar de todo”.
Con la imagen fija en Ítaca y sin rogar que arribase pronto a ella, me encontré con todas las Ítacas del camino, que siguen abrigando mis pasos de hoy.
Gracias por todo, Juan.
Un beso grande, eres el mejor.
Milena.

Walden dijo...

¿Qué tal Pepi?, igualmente te mando un abrazo.
Juan

Walden dijo...

Hola, Milena. A veces le digo a algunos pacientes que "fabriquen" un paraíso que no esté "en la otra esquina" (como dice Vargas Llosa), que sean capaces de cruzar la puerta, aunque consista simplemente en prepararse un desayuno de zumo, café y tostada con tomate y jamón. No siempre es fácil.
Cuando llegaste a la consulta vi que tenías tantos paraisos al alcance de la mano y tantos pendientes... que casi envidiaba lo que te quedaba por experimentar.

Recuerda, según tu cita, "Cuando salgas de viaje,... desea que sea largo el camino...", sin duda, es el paraiso más difícil de descubrir.

Gracias a ti. Un beso.
Juan.

Leonor dijo...

Soy Lena, Juan. Me dijo Toni que ya le das cita muy de tarde en tarde pero que ahora tiene mono de consulta,jaja, yo creo que de lo que tiene mono es de seguir echando el ratito de charla de después de la consulta, porque a mí me pasa igual, por eso quiere barbacoas y cosas así, pero dice que tú te resistes, entonces me ha surgido una duda, ¿es porque no quieres tener relaciones con los pacientes fuera de la consulta? ¿es una norma que seguís o algo así?. Sobre todo por no seguir insistiendo en plan pelmazos.
Hace unos días me mandó un correo Marta, que también estuvo con nosotros ese día de campo y lo estuvimos hablando.
Tú dirás.
Lena

Walden dijo...

Hola, Lena, ¿qué tal?. Me alegra que tengas esa sensación respecto a la consulta al igual que Toni. A mí me pasa con casi todos, por eso seguramente no soy demasiado puntual. Ya he comentado en otros posts que es precisamente esa parte, que hacemos con tanta naturalidad, la que nos vincula más.
Respecto a lo de quedar con los pacientes, la verdad es que mientras lo son no suelo quedar (creo que es algo que hacemos todos los psic), pero tampoco me atrevo a ser taxativo con esto.

Por si no la has visto, y puesto que nuestros "ratitos" post-consulta versan sobre cine, te recomiento que consigas "Mumford", de Lawrence Kasdan, así la próxima vez echaremos un buen rato hablando de lo que me comentas a través de lo que nos ofrece la peli (muy buena, por cierto).
Un abrazo. Juan.