lunes, 29 de octubre de 2012

Manual práctico de felicidad: embarcarse.

Hay muchas películas que revisito con cierta asiduidad, desde "¡Qué bello es vivir!", hasta "Manhattan", pasando por "Centauros del desierto". En cada ocasión sé lo que voy a ver, pero también descubro comentarios o gestos que me pasaron desapercibidos anteriormente y que hacen que haya merecido la pena de nuevo.

 De la misma forma, vuelvo a mirar hacia adentro, hacia mis pensamientos y acciones, esperando  que no haya demasiada distancia entre la persona que soñé ser y la que soy, entre la que está en el escenario y la que se mueve entre bastidores.  No encontrar abismos ni cráteres insalvables me da la tranquilidad suficiente para poder dedicarme al mundo exterior, a los que están a mi lado, a los que acuden a la consulta, a los que están en el eterno equipo de perdedores en el que me inscribí conscientemente hace tanto.



En el ejercicio anterior hablaba un poco de la necesidad de tener resuelto el problema del autoconocimiento, no porque una vez que lo sienta así se acaben esas "visitas", sino porque, como decía arriba, deja espacio al crecimiento una vez resueltos los conflictos hallados. Si se afronta esa tarea con miedo se corre el riesgo de  que crezca el área ciega, que nos lastre en nuestras intenciones de liberarnos e intentar ser felices.

Citaba a Fromm en este sentido, aunque incluía a  los demás en el proceso de conocimiento, de investigación, porque los demás pueden ayudarnos en ese proceso.

Hoy hablaremos de otro paso más que, como los anteriores, no son especialmente fáciles, pero que sí producen una transformación profunda y duradera, que otorga sentido, que nos permite estar en el mundo y sentirnos parte de él: participar.

En el primer post comenté la necesidad de aprender a dar felicidad a los demás, porque sin eso sería muy difícil que estemos preparados para dárnosla a nosotros mismos. En el segundo, hablaba sobre el papel que desempeña la ilusión como motor de la felicidad. En el tercero, abordaba de forma básica cómo mejorar el conocimiento de sí mismo y facilitar la intimidad, lo que permite compartir nuestro universo interior, sin atrincherarnos en las rumiaciones. Frida Khalo decía que "amurallar el propio sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior".

Todo lo anterior se complementa con éste: participar en el mundo que nos  ha tocado vivir. Participar puede significar pertenecer a un grupo de patchwork o a un equipo de futbol o a un partido político o a una asociación, o a un grupo bloguero (yo estoy en un par de ellos sobre elaboración de materiales didácticos),..

Quedarse en el puerto viendo los barcos pasar le provocará muchos menos riesgos que estar embarcado en uno de ellos, pero la felicidad es algo que se construye en alta mar, navegando.

Desde el punto de vista psicológico y de la justicia social, probablemente unas formas serán mejores que otras, pero todas proveerán de alguna manera el objetivo perseguido. Por ejemplo, si usted decide hacerse voluntario y ayudar a otros se sentirá mejor, pero si se hace voluntario con el fin de que ese otro no necesite algún día su ayuda, se sentirá igual de bien, pero habrá mejorado la dignidad del que recibe su ayuda.


PD.: Un día para gritar juntos.





martes, 23 de octubre de 2012

14 rodean el Parlamento

Esta entrada es un homenaje a todos aquellos que alguna vez, como esta tarde, como otros días atrás, como otros años aquí y en otros muchos lugares,  han sido capaces de desobedecer el poder establecido y enfrentarse a las injusticias, saltando desde el mullido sillón de la conformidad.

"Si una ley es de tal naturaleza que requiere que usted sea el agente de injusticia para otro entonces, rompa la ley".
"Desobediencia civil" Thoreau (autor de  "Walden").

En 1955 el psicólogo Solomon Asch publica un artículo en el que aborda el papel que las influencias sociales desempeñan en la modelación de las creencias, comportamientos y opiniones de las personas.

En el experimento que sirvió de base a dicho artículo, Asch expuso a una serie de sujetos (estudiantes, en este caso) a una prueba visual. Tenían que decidir cuál de las líneas que se les presentaban era igual a un modelo determinado (ver foto).



Cada sujeto era introducido en un grupo de unas 5 u 8 personas que eran, en realidad, colaboradores de Asch. El experimento estaba organizado de forma que el sujeto experimental era siempre el último o penúltimo en responder. Se realizaban 18 ensayos. Los "compinches" decían la respuesta correcta en los seis primeros, pero daban otra incorrecta (la misma todos o casi) en los otros doce ensayos.

La tarea es bastante sencilla, ¿Sería usted capaz de mantener su criterio o se adheriría al del resto? ¿Qué cree que ocurrió?

Un grupo mayoritario sucumbió más de una vez (uno incluso 11 de las 12 veces) a la "respuesta normativa", pero  otro pequeño grupo se mantuvo firme y coherentes y no sucumbieron a la presión ni una sola vez.

Este experimento se ha replicado muchas veces con resultados similares, pero llegándose a distintos índices de conformidad según el contexto cultural. Así, en aquellos países en las que la pertenencia al grupo tiene mayor peso, el nivel de conformidad era mayor.

Años más tarde, en 1963, un alumno de Asch, Stanley Milgram, publica otro artículo ("Estudio de la conducta de obediencia") que es desde entonces un referencia en la psicología social.

A Milgram le llamó poderosamente la atención la respuesta de un criminal nazi en el juicio que se le realizaba: "Sólo cumplía órdenes", expuso escuetamente. La  opinión popular era que para poder llevar a cabo tales conductas inhumanas,  tales sujetos deberían poseer algún rasgo de personalidad diferenciador. El experimento de Milgram mostraba que no; nuestra conducta no está tan determinada por el tipo de persona que somos como por la situación en que nos encontramos.

Milgram se preguntó si una persona bondadosa, nuestro vecino o el señor que ayuda a cruzar la calle a la anciana, podría llegar a actuar en contra de sus principios humanitarios si algún tipo de autoridad se lo requería.

Para contestar a ello ideó el siguiente experimento:

 Se explicó a los sujetos que iban a participar en un experimento para investigar los efectos del castigo sobre el aprendizaje. Se establecía una pareja de forma aparentemente aleatoria, uno de ellos era un voluntario que hacía de víctima siempre, o sea, de "aprendiz", y el otro de "maestro". Se le presentaban una serie de palabras emparejadas ("azul-casa", "bueno-reloj",..) que el "alumno" tenía que memorizar y en caso de fallar, el "maestro" diría la respuesta correcta y avisaría  acto seguido de que le iba administrar una descarga eléctrica. Esta descarga iría subiendo de intensidad con cada ensayo erróneo, desde 45 voltios (una descarga ligera y la única real que podía aplicar la máquina), hasta una de 450 voltios (muy severa, no sé si alguna vez ha recibido en un descuido alguna aunque sea de 125, para que se haga una idea), descargas que en realidad no se aplicaban pero que el voluntario fingía recibir con gritos que a partir de los 300 se volvían golpes en la pared y lamentos pidiendo ser sacado del experimento.


La tercera persona incluida representaba a la autoridad. Con su bata gris de laboratorio y un semblante severo e inexpresivo, otro colaborador hacía de "científico".

Cuando los sujetos presentaban dudas ante las quejas del "aprendiz", el "experimentador" se limitaba a decirles cosas que iban desde   "Continúe, por favor", hasta  "Usted no tiene opción alguna. Debe continuar".

En una encuesta previa al experimento, absolutamente todos los encuestados apostaron a que nadie llegaría hasta el final, salvo los sádicos, pero el resultado fue justo el contrario al previsto por ellos: el 65% llegó hasta el final y un porcentaje muy alto llegó hasta los 300v.


Estamos entrenados para obedecer a las figuras de autoridad, pero esa autoridad debe ser percibida como legítima.

En una entrevista a un mosso d'Essquadra en el programa "Salvados", preguntado sobre por qué actuaban así, este se limitó a responder: "Es nuestro trabajo", algo que me hizo recordar  aquella respuesta dada por el lugarteniente de Hitler que dio pie al experimento de Milgram: "Sólo cumplía órdenes".

Una de las teorías por las que Milgram explicó los resultados es la denominada "teoría de la cosificación". Para poder obedecer órdenes que van en contra de nuestros principios debemos primero cosificarnos a nosotros mismos, convertirnos en objetos que se limitan a cumplir los deseos de otros que tienen legitimidad para  ello. La respuesta del mosso d'Essquadra va en esa dirección. La segunda parte consiste en cosificar al otro posible sujeto, el "aprendiz", el "manifestante", y todas las instrucciones que recibirá desde que se monta en sus "vehículos acorazados" intentarán que vayan en esa dirección: ocultar al ser humano con las mismas dificultades que el que tiene enfrente, bajo esa sucesión de capas que atrincheran la dermis contra la razón.

Me quiero referir aquí, por último, a los 14 sujetos que se negaron a seguir, a los que en un momento del experimento desobedecieron y se mantuvieron en su postura.  Esos 14, esa minoría, que ahora ha decidido ponerse al otro lado de la pantalla desde la que la "mayoría silenciosa" los observará. Aquellos, pocos, primeros que decidieron desobedecer y quedarse a pernoctar en Sol. Igual que aquella, solitaria mujer negra que decidió un día no levantarse de su asiento.

Les recuerdo, para ello de  nuevo a Asch,  una "curiosidad" de sus resultados: si uno solo de los colaboradores, -atención ¡solo uno!-, daba una respuesta correcta, la probabilidad de que el sujeto dejara de comportarse según la "norma impuesta por el grupo" y se adscribiera a lo que "veía", aumentaba considerablemente.

Un número determinado de personas manteniendo consistentemente su discurso y su obra, hace que partes cada vez más numerosas del gran grupo se cuestione la realidad establecida y pueda finalmente cuestionar la legitimidad de la autoridad establecida. Así pasó no hace mucho en Islandia. Así pasó también en Ecuador. Así tendrá que pasar en el resto del mundo.

PD.: Poco tiempo después del experimento de Milgram, durante la Guerra de Vietnam, uno de sus sujetos experimentales le envió una carta que les transcribo:


Fui un participante en 1964, y aunque creía que estaba lastimando a otra persona, no sabía en absoluto por qué lo estaba haciendo. Pocas personas se percatan cuándo actúan de acuerdo con sus propias creencias y cuándo están sometidos a la autoridad. [...] Permitir sentirme con el entendimiento de que me sujetaba a las demandas de la autoridad para hacer algo muy malo me habría asustado de mi mismo [...] Estoy completamente preparado para ir a la cárcel si no me es concedida la demanda de objetor de conciencia. De hecho, es la única vía que podría tomar para ser coherente con lo que creo. Mi única esperanza es que los miembros del jurado actúen igualmente de acuerdo con su conciencia [...]
Cita: http://es.wikipedia.org/wiki/Experimento_de_Milgram





Le dejo un documental basado en el experimento de Milgram: "El juego de la muerte". Si quiere también puede echar un vistazo a la película "I de Ícaro", una película de  Henri Verneuil, protagonizada por Yves Montand, que aborda igualmente lo anterior.



Un clásico imprescindible sobre desobediencia es el de Francisco Fernández Buey: "Desobediencia Civil". Se lo puede descargar desde este enlace:

http://www.upf.edu/materials/polietica/_pdf/paudesobediencia.pdf







viernes, 19 de octubre de 2012

Manual práctico de felicidad: Abra la puerta


Hablemos un poco sobre el ejercicio anterior.


Desde hace muchos años sabemos que los peores desencadenantes y mantenedores de estrés no son los grandes acontecimientos, porque ante ellos tenemos mejores mecanismos sociales y personales de afrontamiento, sino los pequeños estresores cotidianos. Llegar tarde, acumulación de tareas, las demandas de los niños,..

Igualmente, pensamos en la felicidad como algo destacable, como cambios importantes y trascendentes en nuestras vidas, pero son también aquí los pequeños detalles los que pueden jugar un papel crucial en un sentimiento de bienestar más duradero y estable. Esos pequeños detalles pueden sobrevenir casualmente, igual que en el caso de los estresores, o bien los podemos incorporar conscientemente.

La tarea anterior habla sobre este aspecto, sobre la necesidad de introducir pequeños cambios asumibles, pensarlos e incluso disfrutar sobre la posibilidad de llevarlos a cabo, aún cuando a veces no se realicen.

Sigamos.



Erich Fromm decía que para alcanzar la felicidad había que conocerse a sí mismo. La primera vez que  leí esto me impactó: cómo era posible que alguien que llevaba toda la vida -literalmente- consigo mismo no se conociera. Es como si hubiera algo que se nos escapara a nuestra propia consciencia y fuera esa la razón por la que no alcanzamos la felicidad.

Para el sociólogo Erving Goffman, por otra parte,   “las personas somos como actores que actúan para los demás, pero actúan de forma muy diferente cuando están en el escenario a cuando lo hacen entre bastidores"


En esta tercera entrega de la saga les voy algo sobre uno de las herramientas que utilizo en la consulta para abordar el tema de este post y que permite mejorar ese conocimiento, pero desde una perspectiva más social y no exclusivamente introspectiva. 

Se trata de  "La ventana de Johari" (no se moleste en saber qué significa "Johari", está formado por las primeras letras de sus autores: Joseph Luft y Harry Ingham).

Observe la siguiente tabla:





Cada área es considerada un espacio interpersonal que nos relaciona con los demás desde el punto de vista del conocimiento. El nombre de cada área está puesto desde la perspectiva del sujeto. Resumiendo vendría a significar lo siguiente:

1. Lo que sé de mí y lo que los demás saben de mí. Espacio ABIERTO.
2. Lo que no sé de mí, pero lo saben los demás. Espacio CIEGO.
3. Lo que sé de mí, pero no lo saben los demás. Espacio OCULTO.
4. Lo que ni yo ni los demás sabemos de mí. Espacio DESCONOCIDO.

De lo que se trata es de trabajar el área ABIERTA, que es la que más  directamente se relaciona con sentirse bien.

Si usted es un habitual del mundo bloguero le sonará de lo que hablo. Muchas personas se sienten bien haciendo más grande esta ventana, hablando sobre sí mismas y contando determinados aspectos personales, más o menos íntimos.

Cuando alguien relata algún dolor o alguna experiencia que le provoca malestar recibe un gran apoyo social, otras muchas personas se reconocen a sí mismas si no en esa experiencia, si en las manifestaciones emocionales de ellas.

Abrir nuestra ventana interior -con la prudencia adecuada, obviamente- suele proporcionar una mejor calidad en nuestras relaciones y nos proporciona unos espacios para compartir que son imprescindibles para esto que estamos empeñados en estos posts en conseguir.


Ejercicio 3: Ampliar el área ABIERTA y reducir el área CIEGA.

Coja una hoja y dedique unos minutos a describirse a sí mismo/a. 
Pídale posteriormente a algunos amigos, más y menos íntimos, que participen en el juego y que le pongan en una hoja cosas positivas y negativas de  usted. Puede ofrecerse a hacer lo propio con ellos.

Lo comentaremos en la próxima entrada.



PD: Algunas notas respecto a la Ventana de Johari, por si quiere ampliar información.


En interacciones sociales en las que tenemos  poca confianza o hay cosas en juego, el área ABIERTA se reduce, aumentando el área ciega y el área oculta.
• Si el  ambiente es de confianza sentimos menos temor ante el intercambio de información y podremos revelar datos que  permanecían en el área OCULTA.
• Si  la confianza incrementa, las personas intercambiarán  información del área CIEGA.
• El dolor o ansiedad que produce comunicar un dato personal poco  agradable de otra persona (área ciega) se reduce cuando aumenta el deseo de ayuda mutua.

Si limitamos excesivamente el área pública la cantidad de contacto personal queda empobrecida.

• Para  ampliar el área pública lo podemos hacer mediante un  proceso de reducción del área ciega y del área oculta.
• A través de la  auto-revelación podemos dar a conocer nuestros sentimientos, actitudes, motivaciones, opiniones, percepciones,...,
• La buena comunicación es de vital importancia para lograr unas relaciones eficaces y satisfactorias











lunes, 15 de octubre de 2012

SOBRE LO POSIBLE

Había una pintada en las paredes de París durante mayo del 68 que decía: "Sed realistas, pedid lo imposible". Lo imposible no es algo que no pueda conseguirse, es simplemente algo que, o bien está fuera del imaginario popular o bien es conocido pero existe la creencia de que carece de recursos para llevarlo a cabo.





Las consignas como las de arriba y otras tantas ("Sé joven: cállate", "Consumid más; viviréis menos",..) se integraron en la memoria colectiva convertidos en iconos de merchandising y en batallitas de nuestros padres progres, esas que para muchos marcó el fin o el límite de su compromiso.

Althusser escribió unos años más tarde algo que creo hace identificable el actual  movimiento en referencia a aquel otro:  

"Guardaremos el recuerdo de ese mes de mayo en que todo el mundo estaba en la calle, reinaba una auténtica fraternidad, cualquier persona podía hablar con cualquier otra como si la conociera de toda la eternidad, donde todo de repente se había convertido en natural, donde todos creían que la “imaginación tenía el poder”.

En nuestro mayo particular todavía no hemos levantado barricadas, no hay enfrentamientos con los antidisturbios -sólo se corre de ellos o se les intenta explicar infructuosamente el estado de las cosas-, ni hay iconos que preocupen especialmente al poder. La lucha apunta hacia esos órganos insustanciales ("clase política", "mercados") en mayor medida que hacia el sistema, y las redes sociales visibilizan la trastienda de las refriegas y los desmanes, pero quedan lejanas todavía para una gran parte de la población, que sigue nutriéndose de lo que se le entrega en bandeja cada día a la hora de la comida y la cena.

Como en aquella primavera, los partidos de izquierda institucionalizados van a la rémora del movimiento y no digamos ya, los sindicatos mayoritarios. 

Si tiene interés, puede comparar aquella situación con la actual para comprobar cuán diferente, a peor, es la de ahora. Es duro mirar lo que tenemos al alcance sin cerrar los ojos o cambiar de tema. Lo entiendo:


  • Cerca de 6.000.000 de desempleados.
  • Autonomías como Extremadura, con más del 40% de riesgo de pobreza y exclusión social (equivalente a los niveles de Rumanía, por ejemplo) y Andalucía, Murcia y Canarias por encima del 35% u otras como Castilla-La Mancha también muy cercanos a estos índices. 
  • Más de dos millones de niños por debajo del umbral de la pobreza, según UNICEF.
  • Derechos  y libertades adquiridos tras décadas, cercenadas viernes sí y otro también, apoyando tales medidas con discursos incendiarios además.
  • El ataque frontal a lo público vía desprestigio, recortes de sueldo y de presupuestos, que impiden cada vez más frente dignamente a los servicios ofertados,..
  • Se sufragan las deudas de los bancos con dinero público y a los ciudadanos con hipotecas impagadas se les deja sin hogar.
  • Una juventud abocada a seguir los pasos de la emigración de nuestros abuelos.
...

¿Cómo no está todo el mundo en la calle mostrando su indignación y pidiendo un cambio?, ¿Por qué los sindicatos mayoritarios y algunos partidos y organizaciones han decidido establecer una "respuesta de baja intensidad" convocando manifestaciones que son más bien procesiones que sirven como contra-manifestaciones por su esterilidad y la frustración que provocan?,..



¿Qué hace falta para abrir los ojos de la conciencia, para pasar de la queja a la acción?

Jugamos a la primitiva, la lotería,.. porque pensamos que existe la posibilidad de que nos toque, aunque ese circunstancia sea estadísticamente equivalente a que el austríaco Baumgartner nos hubiera caído encima.

Imaginar lo posible nos acerca a actuar sobre la realidad: "Sé realista, pide lo imposible". Todos podemos hacer algo. Seguro. Lo importante es que se convierta en algo visible. Que sume. Que nos saque del grupo de la mayoría silenciosa.


En la consulta lo explico así habitualmente:

"Mire, lo que le voy a explicar le ayudará a superar su problema, pero haber venido aquí y escucharlo no será suficiente. Imagine que le ha tocado un premio de un millón de euros, ¿qué haría? ¿lo recogería ahora o vendría a por él dentro de un año?"

La crisis ha abierto una puerta, la posibilidad de actuar en un escenario en el que podemos cambiar aquello que imaginábamos que era inmutable e irreversible. 


¿Por qué no articular herramientas que permitan abrir esa participación?

Este es un blog sobre psicología. Desde este ámbito también es posible actuar. ¿Por qué no desde el suyo? Ponemos lazos solidarios sin dificultad en nuestros blogs, ¿qué tal un grito unánime cada día, una palabra, una frase breve, que exprese que no estar no significa estar a favor de las medidas que nos imponen? Un NO que recorra esta otra voz común que es capaz de cooperar, dar sin esperar nada a cambio, transmitir nuestros conocimientos por el simple placer de compartir, acoger a los afligidos, apoyar en las dificultades,.. 

Un "NO" en este otro universo de personas reales que descubrimos hace ya mucho que otro mundo es posible.




Les dejo un interesante artículo del psicólogo Vicente Manzano:

http://www.aloj.us.es/vmanzano/docencia/globalizacion/actuar.html





jueves, 11 de octubre de 2012

Manual práctico de felicidad: Imagine que es feliz


Hablemos un poco sobre el ejercicio anterior.

El médico, ingeniero químico y psiquiatra Willian Glasser planteaba que somos seres sociales por naturaleza y que, por lo tanto, cuando empeoran las relaciones interpersonales, especialmente las íntimas, se genera un malestar que a un determinado nivel puede acabar provocando una enfermedad mental.

El ritmo y las demandas estresantes de nuestra sociedad nos hacen volcar buena parte de nuestros esfuerzos hacia los logros y  hacia las heridas internas que nos genera esa batalla. En ese proceso de correr por un campo de espinos y estar luego lamiéndonos los cortes, los demás, especialmente nuestras parejas e hijos, quedan en un plano más bien funcional. 

Afortunadamente no siempre es así, claro, pero, en general, cuidamos menos de lo que creemos a los demás porque pensamos que si no estamos bien esa tarea es inabordable. 

Sin embargo no estamos "fabricados" para la autocontemplación -aunque esto le venga tan bien a la industria farmacéutica y a la manipulación-, como decía Glasser, somos seres sociales, es la única explicación posible a que hayamos llegado hasta aquí.

Cuidar a la otra persona, a esas otras personas que comparten su vida, implica no dedicar una semana, sino incluirlas permanentemente en su agenda.

Lo que te devuelven es a lo que llamamos felicidad.

Voy a contar algunos ejemplos curiosos  que he visto en consulta respecto a la tarea anterior. Hacer feliz a otra persona requiere conocer a esa "otra persona", pero ese grado de conocimiento a veces puede ser mucho más superficial del que se imaginan ambos.

Un marido le había regalado un 4x4 a su esposa (sí, parece que no había problemas económicos en la familia) intentando llevar a cabo esta tarea. La mujer estaba desilusionada, en realidad él se había proyectado, pensaba que lo que más ilusión le hacía a él sería igualmente lo que más le gustaría a ella.

En otra ocasión, le pregunté a un chico cómo se había sentido durante esa semana (él no sabía que ella tenía como misión hacer que se sintiera "henchido de felicidad"), y me contestó que "fatal, ha estado muy encima, dándome besitos a todas horas, poniéndome las comidas que me gustan,.. no sé, me ha agobiado un poco". Le pregunté qué podría haber hecho cada día para que se sintiera realmente bien y me dijo -resumo-, "sexo".

Es una tarea esclarecedora que a veces permite ver hasta qué punto hemos estado trabajando nuestro mundo interior, nuestras preocupaciones personales, olvidando cultivar la relación que tenemos. Una paciente me comentó una vez: "A mi marido no se le ha muerto ni una sola de las plantas que cuida; ni una, salvo yo".


Pensar en la forma que le voy a dar al pan, imaginar  un bufé con amigos y llevarlo a cabo,..


Vayamos con la segunda parte. A usted le parecerá extraño esto que voy a decirle, pero lo normal es ser feliz, ser infeliz requiere un esfuerzo notable por su parte y por la de la sociedad. ¿Por qué entonces se venden tantos libros de autoayuda?


Un imperativo del sistema es que consumamos. Consume y sé feliz, podría ser el eslogan básico. Lo que sabemos en psicología es que la felicidad está mucho más cerca de cuando usted se dirige a la tienda a comprar el último modelo del aparato que sea, que de cuando ya tiene dicho aparato en su poder. Es como una droga,queremos volver a experimentar esa sensación, pero curiosamente, la sensación no la da la compra, sino todo el tiempo previo, las expectativas generadas.

Sabiendo esto, en la consulta utilizo la parte A, las expectativas de disfrutar, como estrategia para facilitar el bienestar. 




       Ejercicio número dos: 5x10


Al acostarse, dedique todas las noches un rato a planificar actividades agradables y que pueda llevar a cabo al día siguiente o en días posteriores, desde un desayuno a su gusto, pasando por ducharse con un tipo de música de fondo, hasta un paseo relajante o un encuentro con amigos, hacer una receta especial, escribir el post de su vida,..

Yo las llamo "5x10", cinco actividades de sobresaliente. Es una variante de otra que conocemos como "Fantasía dirigida".


Recibimos machaconamente mensajes que nos dicen que estamos mal porque nos falta algo que, en cuando lo consigamos (léase, comprar),  veremos la luz. Es una felicidad basada en las expectativas igualmente, pero para que pueda generar nuevos gastos debe, necesariamente, no  cubrir lo imaginado, "la luz" debería fundirse en el camino de vuelta. 

Aprenda a autogenerarse expectativas realizables que no tengan, necesariamente, una base material. Disfrútelas en sí mismas. El 90% de las cenas de Navidad que imaginé fueron tan bien en ese contexto que llevo años pasando largos periodos de introspección diseñando bufés festivos. Practique.


lunes, 8 de octubre de 2012

Manual práctico de felicidad

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Hace unos días leí un twitter de una colega en la que colgaba esta imagen: "El ritual de la felicidad". Me resultó sospechoso que todo comenzara por levantarse temprano, teniendo en cuenta el alto grado de malestar que me produce tener que levantarme antes de que el gallo haya decidido que ya es la hora. El segundo paso consiste en "Visualizar tu día", que si ya es difícil lo de levantarse temprano, lo segundo puede ser deprimente, luego tengo que hacer un ejercicio de difícil interpretación (¿onanismo físico, mental, autoabrazo,..?), sólo cuando llego al cuarto punto, es decir, mi tostada con aceite y tomate, empezaría para mí el ritual diario de la felicidad, pero ya perdí los tres anteriores y no sé si eso contará al final del día,...

Uno a uno, fui analizando los distintos ítem que componen dicho proceso. Recetas  generales con las que podríamos perfectamente escribir cientos de libros vacíos. Casi todos centrados en conseguir un bienestar individual como forma de superar el malestar que nos invade.

Se me ocurrió entonces, escribir algunas entradas relacionadas con la felicidad, con otra forma de conseguir la felicidad. Si tiene curiosidad puede intentar seguir paso a paso cada instrucción que consistirán básicamente en ejercicios. Comente sus intenciones iniciales, así luego podremos debatir los resultados.

Ejercicio 1: La persona que tienes a tu lado.

Durante la próxima semana centre sus esfuerzos no en ser más feliz, sino en hacer más feliz a alguien de su entorno más cercano. Puede ser su pareja, su padre, su madre, algún hijo, un amigo,.. Eso le va a requerir cierto tiempo para reflexionar sobre si sabe o no lo que verdaderamente hace feliz a esa persona. Si lo sabe, comience ya; si no, descúbralo primero.