jueves, 30 de abril de 2009

El discreto encanto de las preocupaciones


La preocupación excesiva es un síntoma que acompaña a muchos trastornos de los que se presentan en la consulta. A veces, sin embargo, es uno de los protagonistas esenciales. Es el caso, por ejemplo, de los trastornos obsesivos o del trastorno de ansiedad generalizada.

Básicamente, el problema se mantiene por el refuerzo que reciben las conductas posteriores a la preocupación. Pero, ¿cómo se refuerza a una persona que te está contando una y otra vez sus preocupaciones? ¿qué mecanismos utiliza para verse atrapada en esta espiral sin fin?

Preocuparse, divagar, dudar,.. sobre la misma cosa una y otra vez, o sobre un temor a que suceda algo terrible, más que ayudar, hace que esta persona sufra a tiempo completo. Teniendo en cuenta que si lo temido llega a suceder, no por haberse preparado con 12 horas diarias de preocupaciones, va a ser más llevadero.

- Si me preocupo, al menos cuando suceda no me cogerá de sorpresa, no me resultará tan doloroso - me decía una paciente hace poco.

El obsesivo pasa por la vida más pendiente del camino que del paisaje. Lo pasa tan mal con estas cavilaciones que están tomando medidas permanentemente para no equivocarse, para que no ocurra nada perjudicial, para no... Está atrapado. Es un adicto a rumiar.


Una de las cosas que más nos cuesta en la consulta es conseguir que esta persona se de cuenta de que el problema no está fuera, no se trata de tal o cual acontecimiento, sin que es algo interior y que ella misma lo genera.

- ...Sí, vale,... pero,... ¿y si sucede?

La preocupación constante crea bastante malestar. Finalmente, el compañero o la compañera terminan cansándose y alternan los intentos de razonamiento con continuos reproches porque no entienden como algo tan obvio ("no sirve de nada darle vueltas a esto") no es percibido por el obsesivo y acaba con ello.

La familia de los obsesivos pierden la paciencia con facilidad. Llevan mucho tiempo esforzándose por cambiar la situación sin obtener resultados. El obsesivo se siente abandonado, incomprendido, comienza a deprimirse. La depresión agudiza el proceso atencional hacia todos los aspectos negativos del pasado, del presente y del futuro, con lo que el círculo vicioso va complicando aquellas originales preocupaciones primaverales.

Es más fácil tratar este perfil de personas en sus inicios que cuando llevan años con las rumiaciones obsesivas. De forma que cuando comience a disfrutar con el discreto encanto de las preocupaciones procure no darse un baño demasiado prolongado de las mismas.

jueves, 23 de abril de 2009

Cualquier tiempo pasado fue peor



La preguntas preferidas de las personas con problemas de ansiedad comienzan casi siempre así: “¿Y si…(me pasa lo que temo)?”.

Si están deprimidas ya no les hace falta preguntarlo puesto que ya saben la respuesta: “Nunca saldré de esto”.

Desde este punto de vista, el ansioso tiene ciertas expectativas de éxito, ciertamente teme lo peor, pero está tan activado precisamente porque ve lo temido como una posibilidad, de la que él, si supiera cómo, podría escapar o evitar caer. El depresivo ha tirado la toalla. "Esto no tiene solución".

Estas personas están instaladas en el pasado. En un momento en el que las cosas eran diferentes; diferentes en el buen sentido.

A veces me pregunto cómo se verá a sí mismo dentro de treinta años el hijo de una amiga mía con sus rastas, su pantalones de capoeira y su camiseta con yerbita, pero ¿acaso importa eso hoy? Cuando hablamos de su pasado, el depresivo hace una revisión negativa, pero también encuentra situaciones buenas, sólo que las utiliza para afianzar su malestar actual.

Aquél, el ansioso, pretende salir de su malestar a base de hacer o de evitar, mientras que éste no intenta nada y si, dependiendo de la fase en la que se encuentra, lo intentara llevaría por delante su desesperanza y las negras expectativas que lo abaten.


En las consultas pasamos bastante rato analizando las soluciones frustradas. A veces, tanto unos como otros, han dado con el camino adecuado, pero no se han mantenido en él el tiempo suficiente. El primero porque confiaba en que si se atrevía a enfrentarse a aquello que lo atemorizaba terminaría venciendo, pero no estuvo el tiempo necesario; el segundo porque cuando se atreve a hacer la misma actividad agradable de antaño observa entristecido que ya no le divierte y abandona.

Cuando hablamos de terapia cognitiva-conductual para la depresión se ha de tener en cuenta que el mayor peso de “lo cognitivo” dentro de la terapia se pone en marcha fundamentalmente cuando hay una mejoría conductual. Yo no empiezo a trabajar con supuestos depresógenos si la persona no es capaz de analizar con claridad, ni concentrarse, tiene lagunas de memoria, etc. Es interesante, después, descubrir si hay patrones que se repiten en la forma de afrontar la vida y sus dificultades, y si esas pautas reiterativas podrían desembocar en un nuevo proceso depresivo. Lo demás –lo cognitivo- se trabaja también en esta etapa inicial, pero a otro nivel. Es difícil hacer diálogo socrático, por ejemplo, en estas condiciones. En cambio sí puede empezar a observar el papel que desempeña su pensamiento en cómo se siente si somos capaces de diseñarle un autorregistro lo soficientemente fácil como para que lo ponga en práctica.


- ¿Cuál es su mejor recuerdo de la infancia?
- Mmmm… Ron Ely
- ¿Ron Ely?
- Sí, Ron Ely gritando entre una y otra liana. Recuerdo a Tarzán en aquella primera televisión en blanco y negro, en la casa de Manuel, el primer niño que tuvo televisión en el barrio. Creo que no he vuelto a tener una sensación de sorpresa y alegría más grande en mi vida… Ahora ya nada me sorprende… todo ha cambiado tanto… es tan triste… y yo era tan feliz entonces…

viernes, 17 de abril de 2009

¡Gracias, Dios mío, por darnos esta lengua tan clara! (Cap. 2)



Muchas personas me preguntan cómo está afectando la crisis a las "cabezas". Mal. Lógicamente, mal. La falta de discurso político coherente y cercano a la realidad no contribuye a que las personas inicien un proceso de adaptación. Tengo a pacientes que venían a la consulta por un determinado motivo y que en algún momento se quedaron desempleados. Al principio lo veían como una especie de oportunidad. "Tengo dos años de prestaciones así que me llevaré unos meses descansando, porque estoy trabajando desde los 20 años, y ya luego comenzaré a buscar..", me decía uno. Cuando empezó la búsqueda activa de empleo, sólo encuentra trabajos que no está dispuesto a aceptar, por las malas condiciones laborales y económicas que le ofrecen. Ahora comienza a deprimirse.




Los seres humanos somos más vulnerables cuanto más aislados estamos. Esto lo vemos a diario en la consulta. Chomsky dice que "...si no se atomiza a la gente, si no se la conduce hacia aquello que denominamos las cosas superficiales de la vida, como por ejemplo el consumo de moda, la población puede girarse en su contra.


La información nos la dan tan mascadita que no necesitamos hacer ningún esfuerzo para reflexionar sobre ella. No informan, opinan directamente. La próxima vez que vea un telediario, o lea un periódico observe este hecho. Hace un par de meses, un periódico local escribía en su portada acerca de una manifestación que hubo en la ciudad: "Fracaso absoluto de la manifestación. Apenas se reunieron trescientas personas". El autor no explicaba si, dado que eran tan pocas, se había dedicado a contarlas a dedo. En otro periódico de la misma ciudad aparecía en cambio lo siguiente: "Éxito en la manifestación convocada por.... 3.000 personas, según los convocantes, mientras que las Subdelegación del Gobierno habla de 2.500".




Debo reconocer que esta forma de afrontar la realidad nos interesa sobremanera a los que tenemos consultas particulares. En realidad, es un modelo similar a aquel otro de manipulación emocional:




- Mi marido está harto de decirme que estoy volviéndome loca. Que vaya a algún sitio a que me lo miren. Y tiene que ser verdad... no lo dejo vivir... todo el rato preguntándole, sospechando,...


- ¿Y por qué sospecha usted?


- Cuando llega tan tarde por las noches y le pregunto... Es que no puedo dormir, me quedo esperándolo, pensando que estará haciendo... ya se imagina usted... Entonces llega, se lo reprocho. Le digo que podía haberme llamado, yo que sé...


- ¿Y él qué le dice?


- Que cada vez tiene menos ganas de llegar a casa, porque cada vez que entra por la puerta es para que le eche un sermón... Que así no puede vivir.




Menos mal que estamos en un país progresista. Es cierto, como reconoció el señor Petras, sociólogo de la Universidad de Nueva York, en aquel informe que intentaron secuestrar los que lo habían encargado, que a "los progresistas les interesa el 2% de los marginales, cualquier cosa menos el destino de tres millones y medio de españoles parados y de los eventuales que tratan de vivir del salario mínimo" (aquellos maravillosos ochenta).




Uno ve en la televisión a estas señoras del gobierno vestidas de una manera determinada ("Cada vestido de la vicepresidenta cuesta como nuestra producción de 10 años.") y tienes la sensación de que están en otro sitio, en otro mundo, posiblemente se estén pisando la realidad de las cosas ("¿Qué sería de nosotros, los astronautas...?").




Hay una gran preocupación en el Ministerio de Igualdad en que se corrija el lenguaje sexista. Nosotros estuvimos en el Colegio de Psicología, antes Colegio de Psicólogos, debatiendo este tema (el cambio del nombre del Colegio) durante una año largo. No voy a poner ni una coma a este asunto, pero sí me extraña sobremanera lo poco que se relaciona la desigualdad con el modelo económico desde estas Instituciones. A principios de los ochenta era de lectura obligatoria el libro de Castilla del Pino sobre la alienación de la mujer. Nunca imaginé que aquellos planteamientos iban a terminar en el mismo cajón que el Informe Petras.


Es estupendo ver cómo la forma ha terminado ganando la batalla a la sustancia, ahora que por fin he entendido aquellos términos que se me antojaban complicados cuando estudiaba lengua.




Una antigua compañera de trabajo llegó una mañana contando lo siguiente:


"Ayer estaba viendo la televisión con mi madre. De pronto alguien estaba diciendo un discurso en inglés y veo persignarse a mi madre y decir: ¡Gracias. Díos mío, por habernos dado una lengua tan clara!"




lunes, 6 de abril de 2009

¡Gracias, Dios mío, por darnos esta lengua tan clara! (Cap. 1)


Unos niños se bañaban alegremente en el río, de pronto uno de ellos comienza a gritar y los demás acuden en su ayuda hasta sacarlo a la orilla. El turista, asustado, observa como el niño presenta una gran mordedura hasta casi destrozarle uno de los dedos del pie. ¿Cómo ha sido?, pregunta. Seguramente una piraña. ¿Una piraña? ¿se bañan sabiendo que hay pirañas en el río?. El turista cogió a su familia y abandonó aquel idílico paisaje salvaje. Ya de vuelta a su país, mientras regresaba a casa por el atestado río de pirañas metálicas de la A-42, un coche se saltó un stop y nuestro hombre no pudo esquivarlo a tiempo.

"Pobrecillos, ¿cómo se entretendrán sin televisor, ni internet..?", "Es verdad", confirma su esposa, "y lo más gracioso es que parecen felices". Ambos están arrellanados en el sofá, poco antes de acostarse tras un día agotador, viendo un programa de National Geographic sobre los cazadores-recolectores.
En una encuesta sobre calidad de vida en occidente, los patrones resultantes coincidían básicamente con la forma de vida de estas tribus primitivas: ocio, compartir el tiempo con los seres queridos, trabajar colectivamente para cazar lo necesario, ..

Goleman acaba de publicar un libro sobre “Inteligencia ecológica” en el que intenta hacer visibles los impactos ecológicos que permanecen ocultos. «Mientras la gente vivía en las granjas y en contacto con la tierra, existía una memoria ecológica que pasaba de generación en generación», agrega Goleman. «Cuando la gente conozca el coste real de todo lo que consumimos, cambiará radicalmente de comportamiento», asegura.
También un anuncio reciente de la televisión pública andaluza nos dice que los ciudadanos podemos hacer más por el planeta que los gobiernos.

En los años noventa los equipos de orientación dependientes del INEM impartían una acción denominada DAPO (Desarrollo de aspectos personales para la ocupación), se trataba, básicamente de incitar a desempleados de larga duración, generalmente mayores de 45 años, a la búsqueda activa de empleo, dotándolos de una serie de habilidades que se les suponían perdidas, como eran la elaboración de CV, entrenamiento en entrevistas de trabajo, etc. Los orientadores tenían suerte de que estos desempleados no preguntaran hacia dónde podían encaminar sus pasos, una vez que estaban “centrados en la solución”, en lugar de “en los problemas” y con todas las herramientas aprendidas. Los equipos de orientación han proliferado a la par que el desempleo. Se ha demostrado que uno de los mejores yacimientos de empleo era precisamente el desempleo. La calidad profesional y la buena fé de los trabajadores choca frontalmente con la falta de modelos de desarrollo en los que insertar y diseñar itinerarios formativos para sus usuarios.

«Teniendo en cuenta que los trastornos mentales son la causa de una parte importante y cada vez mayor de la carga total de morbilidad y que el tratamiento de esos trastornos tiene muchas limitaciones, la prevención es la alternativa más eficaz para controlar ese problema en aumento», afirma la Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental.