miércoles, 17 de diciembre de 2008

Cow's contemplation




- Estoy deseando llegar a casa todas las noches y ponerme a hacer los ejercicios de relajación. Me he bajado otros más potentes que el que me diste y es increíble lo que se puede hacer con la mente.
- ¿Y qué dicen?
- Por ejemplo, que si te repites diariamente X veces: “soy alto, rubio y fuerte”, te sentirás así. Es que tenemos muy desaprovechada la mente.





Veo una noticia en el telediario sobre una nueva técnica para manejar el estrés, nueva aquí, pero milenaria ya, según el comentarista. Se basa en el sonido de los cuencos tibetanos. Para ilustrar la noticia aparece una mujer tumbada sobre una tabla espartana y un señor de Móstoles pero con barba y vestido de tibetano haciendo sonar unos cuencos que luego coloca sobre el cuerpo de la susodicha. Finalmente, durante la entrevista de confirmación, ella asegura, con cara de Woody Allen sobando la bola orgasmatrónica, que había sido una experiencia liberadora.

Mucho más atrás, entre los años 80 y 85, mi idea de liberación personal se basaba en la compra de una parcelita en un alto de alguna sierra de no importaba donde, y dedicarme a la cría de caracoles. Tuve que soportar la mofa de buena parte del personal, pero yo me ilustré a fondo sobre la helicicultura y veía, más allá de una fuente de ingresos apreciable, la posibilidad de hacer un trabajo sin estrés. No me podía imaginar nada menos estresante que echarle de comer a los caracoles, después de las dificultades que había tenido con las gallinas. Cuando había hipnotizado al novio de una amiga para compartir el proyecto tuve la desgracia de tener que cambiar de ciudad.

En la actualidad, en cualquier periódico local vemos anuncios sobre hoteles que ofrecen salud a módico precio. Entre la oferta, centrada en la eliminación del estrés, encuentro a veces terapias igualmente maravillosas, como la de las piedras del mar Rojo calientes, que consisten en que te ponen encima unas piedrecitas calentitas, al parecer cogidas allí, por lo que si usted va por la zona no espere encontrar demasiadas. Te las van colocando sobre la espalda desnuda y te transmiten el calor. No sé cuál es la diferencia con la manta eléctrica de mi madre, pero la cara que se les ve a los usuarios compensa la diferencia económica. Hace poco me invitaron un fin de semana. Entro en el cuartito y una alemana hitleriana me da una bolsita con un tanguita negro de plástico y se cruza de brazos mientras se calientan las piedrecitas importadas: "¿Me lo pongo encima?", le pregunto esperanzado. "Encima, no: en lugar de". Cuando te colocan la primera piedra en la nalguita desnuda empiezas a perder el miedo a ser estrangulado y ya se va amortizando la cosa.

Aproximadamente un año atrás, concluyó la investigación más amplia y prolongada que se había realizado hasta la fecha sobre la homeopatía. Las conclusiones eran desesperanzadoras. Cero patatero. Si usted diluye un gramo de veneno de serpiente de cascabel un millón de veces, el supuesto principio activo desaparecerá en la quinta dilución, lo demás es agua con pretensiones –agua muy pura y en grageas, eso sí. El corolario básico del señor Hahnemann era este: a menor dosis, mayor eficacia. Es estúpido, pero para demostrar que es estúpido han tenido que gastarse una pasta gansa en investigación y encima no le hace caso ni el más ilustrado al resultado final.

Voy por la calle de los lácteos en el supermercado. Me cuesta encontrar yogures sólidos o líquidos. Todo parecen medicamentos. Seguramente es más fácil darse atracones de foie sobre sesos de ternera y beberse luego un Danacol, que hacer una dieta saludable. Afortunadamente, la industria nos cuida y facilita nuestra salud a un precio módico y sin más esfuerzo que lanzar el pack curativo sobre el carro de la compra.

Volvemos atrás en el tiempo, llego a una ciudad determinada a ver a unos amigos, la mayoría licenciados, un par de ellos en psicología, precisamente. Durante una comida, una de esas amigas me comenta: “Menos mal que estás hoy aquí y puedo hablar de otra cosa”, “¿De otra cosa?”, “Sí, están todo el día con lo de la imposición de manos o no sé qué de unos chakras”. Por alguna razón, ella no había sido abducida, pero se sentía desplazada.
Luego hablo con otro, que me comenta que hace unos días le quitó un dolor “horroroso” a una niña, que ahora estaba en el nivel no sé cuantos, y que en un curso próximo en Madrid con fulanito iba a subir de nivel. Ante mis objeciones me dijo que evidentemente tenía el chakra demasiado abierto, o sea, arrogante, insensible e incapaz de escuchar.

Después de todo esto uno se queda pensando el esfuerzo que supone trabajar diariamente con personas, ponerse al día, dedicar tiempo de los fines de semana para preparar los casos, el culo aplastado por las rotaciones del sillón giratorio,… y te preguntas: ¿No me habré equivocado? Puesto que había fracasado en el intento de pasearme con un fondo de música barroca, entre un selecto grupo de caracoles dispuestos a procrear sin fin a base de copular con el de al lado independientemente de su sexo, metí toda la información anterior en la batidora mental, convoqué una reunión de amigos lo menos escépticos posibles, le añadimos unas gotas de alcohol a la reunión y nos salió otra opción igualmente realizable: Organizar una terapia basada en la contemplación de la vaca. Para poder cobrar una cifra considerable se necesitaba que fuera en la sierra, en una casa rural, ambiente bucólico, sin móvil ni Internet, cerca de un valle en el que unas vacas blaquenuait pastarían pausadamente sin incomodarse porque un grupo de guiris meditaran acompasados con el ritmo de su rumiación. Faltaba un nombre. El nombre es fundamental para poder cobrar una cantidad indecente que te permita comprarte un móvil de última generación y unos megas decentes para navegar por Internet. No es lo mismo “Terapia basada en infusiones de margaritas”, que la “Terapia de las flores de Bach”; “Piedras calentitas” que “Piedras del mar Negro”, y tampoco, por supuesto “La contemplación de las vacas” que The contemplation of the cows, mejor aún, “Cow’s contemplation”. En cuanto aparezca en el telediario hemos amortizado el alquiler de las vacas.

Si tienen alguna dolencia mental de última hora, les ruego que pidan cita antes de enero de 2009, luego tendrán que inscribirse en los cursos quincenales, comprarse ropa de gasa blanca y acudir a la sierra si quieren volver a tener una experiencia sanadora y espiritual adecuada. Reserven ya, no espere a última hora.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena entrada. Estoy harto de que te vendan de todo bajo el pretexto de que quieren curarte.

Leonor dijo...

jajaja, Walden, todas esas historias nos las tienes que contar el viernes en vivo y en directo, eso dice Educardo.
Veeeeennngaaa.
Lena

Anónimo dijo...

Hola, walden, soy un colega de Madrid. A mí me cabrean bastante tanto cuento también a nivel psedo psicológico, como la PNL, el movmiento rápido de ojos y similares, ¿tú qué opinas?
Miguel.

Por cierto, ¿sabes qué palabra me sale para verificar el comentario?: cow rie

Anónimo dijo...

Hola Juan, muy bueno tu blog.

Te envio este mensaje para felicitarte por el blog, me ha gustado mucho y hoy lo he visto una vez terminada mi tarea.

Por si no hablamos Feliz Navidad, para ti y tu familia.

Un beso. Esperanza.

Walden dijo...

El viernes estoy ocupado, Lena. Otra vez será.
Hola, Miguel, efectivamente hay una serie de terapias sin base científica pero que han calado hondo y rápido. La PNL en el mundo empresarial se vende estupendamente, pero en la práctica clínica se ve menos, entre otras cosas porque no hay dios que la sistematize y porque es una especie de pastiche. Según sus adeptos, es un modelo de comunicación humana, pero lo cierto es que no hay nada efectivo dentro del pseudolenguaje que utiliza, ni se ha demostrado empíricamente (por ejemplo, en la investigación publicada por la Academia de las Ciencias de Estados Unidos) que tenga utilidad clínica que la sustente.
Por lo que respecta a la EMDR (recondicionamiento sensorial por los movimientos oculares) que se basa en que en una sola sesión un sujeto puede olvidar su experiencia traumática a partir de hacer coincidir su reexperiencia en imaginación con un movimiento rápido de ojos haciendo de "borrador", pues te diré que al igual que el DANACOL, también los psicólogos estamos deseando encontrar milagros para aplicarlos, pero desgraciadamente no han sido capaces de demostrar empíricamente su eficacia, aunque, eso sí, si te abducen y vas a un curso de fin de semana para que te instruyan te van a cobrar una pasta gansa.
Esto me recuerda una escena de una peli de W. Allen. Atormentado por descubrir el sentido de la vida acude a un rabino y se lo pregunta, el rabino le contesta en hebreo y Allen le dice que no sabe hebreo, a lo cual el otro le pide 100 dolares por clase.
Gracias por escribir, Miguel.
Tendremos que estudiar esa coincidencia cowsiana. Un saludo.

Walden dijo...

Hola, Esperanza. Me alegra saber que has leído el blog "después de terminar la tarea". Gracias por tu comentario.
Espero que paséis unas felices, agradables y relajantes fiestas.
Un abrazo.