viernes, 12 de diciembre de 2008

Sesgos, capítulo 2


Un día, siendo pequeño, William Blake vió una serie de angelitos que centelleaban en un árbol. Corrió a su casa y casi sin aliento se lo contó a su padre. Se libró de la paliza porque la madre se interpuso entre ambos: "Es obra del frío, querido", dijo apaciguadora. Imagino que para un calcetero de aquella época, más que preocuparle que su hijo esnifara pegamento lo que le asustaba era verle sacar la fantasía de paseo.
Blake era muy religioso, ¿fueron, acaso, esas gafas las que le hacían ver querubines?.


En el Antiguo Testamento encontramos varias escenas de visionarios. Iban a la montaña a ayunar, con su botellita de Solares llena de agua como único sustento. Ahora sabemos que el ayuno sostenido produce alucinaciones muy similares a las del consumo de LSD. Es decir, estos señores barbudos iban a alucinar tras varios días de ayuno, pero ¿con qué?. Fácil. Hablaban directamente con Dios, que en el fondo era a quien iban a buscar.


Ni Blake ni los barbudos fueron nunca al psicólogo -al menos no a mi consulta-, porque para ellos no existían sesgos en sus visiones-alucinaciones. Las cosas eran así, simplemente.


Uno de los poemas de Blake que más me gustan ("The tiger") contiene este verso:


Did he who made the Lamb make thee? (¿Aquel que te creó, creó al cordero?)


Si yo soy paranoico, tendrá que existir alguien que me persiga, ¿no?.

En un viejo chiste, un señor enciende la radio del coche y escucha: "Atención, atención a todos los que circulan por la A-76, un loco suicida va en dirección contraria", ¿Uno? - se pregunta el conductor- ¡¡Van todos!!.


De pronto, usted ha cogido una hoja y ha comenzado a anotar aspectos de otra persona, tantos positivos como negativos. Luego ha elegido algunas de esas características y se las ha aplicado, y finalmente, siguiendo rigurosamente las instrucciones y perdiendo su precioso tiempo, ha empezado a redactar una serie de actividades de las que hace normalmente. Si en la descripción de sus actividades ha sido escrupuloso, no deberían aparecer adjetivos ("...luego, el rollazo de planchar...). Para que adelantemos en la terapia cuando venga a la consulta a verme, ya debería ser capaz de eliminar los sesgos al menos en la descripción de lo que hace, no debería adornarlo con la pormenorización de cómo se siente haciéndolas. Seguramente, además, hará muchísimas cosas, pero habrá tendido a anotar aquellas que tienen que ver con algo observable externamente. Es posible que no haya puesto: "Pensar", por ejemplo. También es posible que haya optado por globalizar, por ejemplo: "Trabajar".

Vamos a ir uniendo cabos. ¿Ha sido capaz de anotar las cualidades positivas/negativas de esa persona de la misma manera que ha descrito sus actividades? Cuando ha tenido que seleccionar características de las anotadas para usted , ¿cuáles les ha costado más asumir, las positivas o las negativas? Y, por último, me gustaría que entregara la hoja A (la otra persona) y la hoja B (la descripción de las cosas que hace) a otras personas de su entorno que conozcan a ambos -lo ideal sería el trabajo-, y pregúnteles si los reconocen a través de esas anotaciones.


No hay que preocuparse respecto a la visión sesgada. En realidad, es una especie de heurístico que utilizamos para agilizar la vida. Es un chip derivado de las creencias que tiene cada uno respecto a cómo son las cosas y por qué ocurren. Nos permiten tomar decisiones rápidas, generalmente adecuadas en un porcentaje alto. Lo preocupante es cuando las decisiones que nos devuelven esas creencias son desadaptativas pero el paciente no se da cuenta de ello.


Cuando era adolescente, como buen adolescente de los que toman partido, era un dogmático. Ahora sigo viendo el mundo más o menos igual, pero soy más tolerante. Esa es la evolución natural. Si usted es ya adulto, va conduciendo en dirección contraria por error y a pesar de las rafagas de luz que le hacen todos los asustados conductores con los que se cruza, usted sigue pensando que se han vuelto locos, aparque el coche en el arcen momentáneamente y llámeme, por favor, su familia y otras familias se lo agradecerán.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me ha costado más poner las positivas, no identificaba ninguna delas que le puse a mi compañero de trabajo en mi. Luego he puesto "buena gente" y "trabajador". de las cosas que hago al día hice una lista de cerca de 20 pero no he sido capaz de poner mas, ahora al leer lo que pones me doy cuenta de que he puesto algunas que incluyen muchas. Pero no se que quiere decir eso, ¿me lo puedes aclarar? Gracias. Me ha hecho mucha gracia el chiste. Ah, no soy capaz de poner mas de cinco numeros en el sudoku.
Un saludo, Carmen.

Walden dijo...

No creas que yo he puesto muchos más, Carmen.
Respecto a lo que dices sobre la lista, habrás comprobado que es más fácil hablar de las cosas que haces mal que de las que haces bien. Parece que tenemos cierto pudor para lo segundo, pero no nos da ningún reparo lo primero. Coge un cuaderno y pregunta a los demás por las cosas que haces bien. Luego me lo cuentas.

Un saludo. Juan.