lunes, 13 de febrero de 2012

Sísifo o el absurdo


Pour soulever un poids si lourd, Sisyphe, il faudrait ton courage!
Baudelaire

A veces, con bastante frecuencia, llega una persona que te cuenta una historia de sufrimiento. Esa historia puede estar ubicada en el presente o en el pasado, pero su dolor está completamente actualizado. Lo singular del tipo de casos que voy a comentar es cómo ese dolor se ha convertido en el centro de su vida. No sólo para sí mismo, también para los que lo rodean. 

Imagino lo difícil que tiene que ser para los demás poder ayudarle. Incluso, es posible, habrá llegado un momento en el que muestren signos de cansancio, gestos que percibirá esta persona como una señal de que no les importa lo que le está ocurriendo, ahondando aún más en su pesar.

Es una carga terrible. Siempre me acuerdo del mito de  Sísifo en estos casos. Por pasarse de listo, Sísifo fue condenado a subir un pedrusco enorme por una ladera hasta la cima, hecho lo cual y sin darle tiempo a quitarse el sudor de la frente, la piedra volvía a caer hasta su punto inicial. Es como una metáfora del absurdo, por eso cuesta entender cómo esta persona que tengo enfrente, que contrariamente a lo que le sucede a nuestro anti-héroe, podría dejar de llevar ese peso encima, sigue empeñado en subir una y otra vez la colina arrastrando su desgracia.

Al principio intentaba hacer tomar conciencia a la persona sobre esta evidencia. Los debates se hacían largos y eso tan aparentemente estupendo de la reestructuración cognitiva, no siempre se mostraba lo suficientemente eficaz. Al menos, no tan rápido como yo deseaba, así que, desde hace un tiempo, aunque no con todos los pacientes que presentan esta problemática, utilizo una técnica ajustada al patrón de la historia.

- ¿Qué quieres que haga con esto?- me pregunta extrañado, cogiendo el saco que le acabo de entregar.

- Cuando comience a hablarme de su historia, quiero que se lo coloque colgado del cuello. Como verá es pesado y produce molestias al poco de colocárselo, tal y como le ocurre con su pasado cuando lo recuerda y comienza a darle vueltas. No es obligatorio que lo lleve todo el tiempo, pero para poder soltarlo de nuevo sobre la mesa tendrá que dejar de hablar de lo mismo.

- Pero... - dijo algo confundido-  entonces... ¿de qué le hablo?

- Bueno, mientras lo piensa no necesita tener el peso colgado.

Efectivamente, pensar en las alternativas se aproxima más a la solución que al problema.

10 comentarios:

Irreverens dijo...

¡olé! Ponme un par de sacos para llevar... ¡jejeje!

;)

Un beso, Walden. Se te echa de menos por estos lares.

Celia dijo...

yo peco de buscar solución a todo, pero esta claro que hay gente que se regodea en los problemas y llega un momento donde como tu dices les es mas fuerzo pensar en otra cosa que centrar su vida que seguir repitiendo la misma cantinela.

No te quejes , actúa les digo yo! lo dice una sobre actuadora. :-S

Isabel dijo...

Bravo por ti,Walden,todo el mérito es tuyo,porque lo que realmente cuesta es lograr que los demás se den cuenta de cuál es su problema, para poder así empezar a manejarlo; o por lo menos que empiecen a ser conscientes de la sobrecarga que eso conlleva.
Siempre buscando recursos nuevos eh,mente inquieta...; eso está muy bien.^_^
Me encantan tus entradas porque nos ayudas a reflexionar sobre nosotros mismos.
Un abrazo y gracias.

Ana dijo...

Abro mi blog y siempre busco si has actualizado el tuyo. Deberías prodigarte más porque primero nos reímos, después reflexionamos y, por último, compartimos lo aprendido.
Un abrazo.

Walden dijo...

Marchando un par de sacos para Irre.
Un beso.

Hola Celia. Sí es cierto, muchas personas no paran de darle vuelta a hechos del pasado o del presente con poca o ninguna solución. Visto desde fuera es llamativo, luego, casi sin darnos cuenta nos puede pasar a cualquiera. Está bien eso de cambiar la queja por la acción, yo también invito a ello normalmente.
Besos

Walden dijo...

Llevas razón, Isabel, casi siempre lo que más cuesta es darse cuenta de cuál es exactamente el problema, por ejemplo, no parar de rumiar algo y no el objeto de la rumiación. Cuando eres capaz de desatascar ese punto el resto fluye con más facilidad porque la mayoría de las personas tienen recursos suficientes de afrontamiento.
Un abrazo.

Gracias por el comentario, Ana. Suelo publicar cada semana, pero últimamente he estado bastante atareado. Procuraré volver a la buena costumbre. A mí particularmente me sirve para reflexionar y ordenar las ideas.
Un beso.

Maria dijo...

Ese tipo de actitudes me evoca la imagen del cuervo royendo las entrañas. Es muy nocivo. Pero supongo que, a veces, hay que ser indulgente con una persona así; tal vez con el tiempo (o con ayuda) aprenda a vivir la situación de otra forma.

Es todo un proceso personal, que implica un trabajo que nadie que no sea el interesado puede hacer. El trabajo empieza a dar sus frutos el día en el que te das cuenta de que estás en el súper, en la sección de lácteos y que el problema se ha quedado en otro sitio, por supuesto lejos de los yogures.

La piedra enorme sigue ahí, pero se la puede dejar un ratito aparcada al pie de la montaña; irse a la peluquería o a hablar con los amigos o hacer la colada o romperse la cabeza con los regalos de reyes... y, en ese momento, tener la cabeza sólo en la peluquería, la sección de lácteos, los amigos...

A mí me funciona la imagen de los carriles paralelos (no es la primera vez que lo cuento): yo voy circulando por un carril, mis problemas van por el paralelo, vamos a la vez, pero yo estoy circulando y miro hacia adelante y no tengo por qué ver lo que pasa en el otro carril.

Ahora voy a ser muy poco original; pero es que no nos das opción a mucho más: de una manera divertida nos haces pensar y pones a nuestra disposición una caja de herramientas de las que, de vez en cuando, no viene mal tirar.

Besos

MT dijo...

Muy bueno!!!Una vez ví en una serie que cargaban una mochila con un montón de piedras(más grandes o pequeñas,según)cada una había sido elegida para una preocupación personal(la pesada mochila que cargamos)y le habían puesto nombre, tenían que cargarla hasta que consideraban que se podía ir desaciendo de algunas de ellas...me resultó curioso cómo en un momento determinado se dejó de misticismo y simplificó: no podía cargar con tanto!!!. Besitoss!!

Walden dijo...

Me gustó eso de viajar en paralelo. Te lo pido prestado.

Un beso María.

Walden dijo...

Muy bueno, MT. Algo muy similar he utilizado algunas veces yo también, pero no con piedas. Lo mejor es que una vez que se descubre el juego ya cuesta volver a jugarlo de la misma manera.
Un beso.