viernes, 14 de diciembre de 2012

La ignorancia es una dicha

Cypher: "La ignorancia es una dicha"

Una hormiga observaba incrédula cómo un ciempiés iba y venía de un lado a otro transportando diminutas piezas de comida. En un momento determinado se acercó a él y le preguntó:

- Disculpe un momento, hace rato que vengo observándolo asombrada porque no entiendo cómo hace para no tropezarse. ¿Utiliza algún ritual?
- No -dijo - simplemente pienso dónde voy, lo que tengo que hacer para recoger esto y aquello,.. en fin... nunca pienso cómo tengo que coordinar las patas, es algo espontáneo.
- Vaya, me deja perpleja, pero bueno. Gracias de todas formas y adiós.
- Adiós.

Una vez que se hubo marchado la hormiga, el ciempiés comenzó a andar de nuevo, pero esta vez, de pronto, no podía evitar tropezarse.

La realidad no desaparece porque decidamos ausentarnos mentalmente de ella. Si todo a nuestro alrededor nos bombardea con la desesperanza, lo normal es que busquemos asilo en el aislamiento, en la evitación, en la renuncia a hablar, ver o leer todo lo que nos devuelva al frío invierno de lo cotidiano.

Antes de conocerla, antes de que nos golpee a nosotros o tan cerca de nosotros que ya no podamos obviarla, se nos está permitido seguir con el curso de nuestras vidas cual si no pasara nada o como si esto fuera con otros o algo transitorio o una consecuencia de corruptos indecentes ante los que no se puede hacer nada. Pero desde el momento en que eso se produce, en el instante en el que se nos acaba el empleo, la prestación, o nos reducen el sueldo, o dejan de entrar clientes en nuestro negocio, o.., desde ese momento se vuelve difícil no tomar partido. Es ya complicado no hacerlo viendo sufrir eso mismo en las personas que tienes a tu alrededor, pero en este punto la realidad ha dejado de ser un fantasma y ha tomado cuerpo y forma.

En la película "Matrix", en un futuro incierto las máquinas han vencido a los humanos, a los que mantienen conectados a máquinas para obtener energía. Mediante esa conexión, tienen la percepción de que viven sus vidas con normalidad, con sus trabajos, sus coches, la policía, etc. Algunos de los que no cayeron en la batalla y sus descendientes forman una colonia que viven en una ciudad, Zion, desde donde intentan liberar a los humanos cautivos, o sea, devolverlos a la realidad. Pero la realidad es mucho peor que el sueño en el que están inmersas las esclavizadas mentes humanas. Fuera de la fantasía inducida, las calles presentan un paisaje desolador, puesto que las máquinas no necesitan esas estructuras para su supervivencia y no se les dedica atención o cuidado en su reparación.

Cypher es un personaje de la película, vive en Zion y lucha junto a los demás contra el régimen impuesto por las máquinas, pero empieza a cuestionarse el sentido de la misma hasta el punto de que finalmente llega a un pacto con las máquinas para entregar al líder, Morfeo, a cambio de que a él lo reconecten de nuevo a Matrix, el programa, a ese mundo irreal, y que graben en su nueva memoria a un personaje con poder, y "vivir" así como "alguien importante".


"Matrix es un SISTEMA, Neo…ese SISTEMA es nuestro enemigo…pero cuando entras que es lo que vés a tu alrededor?
Hombres de negocios, profesores, abogados, carniceros…. son las mentes de los mismos que intentamos salvar…pero mientras no lo hagamos siguen formando parte de ese sistema…y eso hace que sean nuestros enemigos…tienes que entender que la mayoría de ellos NO ESTÁN LISTOS PARA SER DESACTIVADOS…y muchos de ellos dependen tanto del sistema que lucharían para protegerlo…"



Como Cypher, conozco a muchas personas que han decidido "borrar la realidad", ausentarse de ella, porque lo contrario, ser consciente de lo que se nos está haciendo y permanecer impasible, crea un conflicto interno que provoca un gran malestar.

El sistema lo sabe. No es casual que se den dos circunstancias de forma machacona: bombardeos en torno a las consecuencias de la crisis hasta llegar a saturar y hacernos estremecer de miedo, junto a otro bombardeo de imágenes y noticias intrascendentes, idiotizantes.

En el telediario de la 1 de ayer contemplé estupefacto la cantidad de noticias absurdas que incluía, desde una persecución a unos ladrones en EE.UU. hasta una presentadora a la que habían grabado bailando durante el corte publicitario. Luego, las dos estrellas, el tiempo y el deporte, coparon el 70% del tiempo restante. A cada declaración de Mouriño se le dedica más tiempo que a la información sobre cualquier recorte del día a día.

Saturar las mentes de desastres hace que desplacemos la atención hacia otros espacios menos agresivos. Incluso los programas que podrían tener un cariz más progresista se detienen en ese punto, también imprescindible, la descripción, destapar, denunciar,...pero que se convierte en otra gota en el ya rebosante vaso de la indignación. Todo, ya digo, necesario, pero que tiene que completarse con el debate sobre las alternativas, en caso contrario, tomaremos salidas que pueden ser ruinosas.

Perdonen la nueva digresión.

He sido siempre un adicto a los cómic. De pequeño había uno que se diferenciaba notablemente del resto, se trata del TBO. Sus dibujos y sus historietas tenían un punto surrealista. Había uno que me gustaba especialmente, "Los inventos del profesor TBO". Algunos de esos inventos los incorporé luego a la consulta. Uno de ellos se venía a llamar, "La máquina de la felicidad". En la primera viñeta se veía a unos ciudadanos sudorosos paseando por las calles en las que se podía ver un termómetro que marcaba 42º o así (hablo de memoria). En un momento determinado se encuentran de pronto con el profesor TBO sentado en una mesa, con un cartel anunciando su invento. "Haga desaparecer el calor por 5 cts". Pronto se forma una cola. Todo el mundo quiere dejar de sufrir el doloroso trance que les está tocando vivir y si hay que pagar por ello, se paga y ya está. En cuanto adquieren la entrada, se dirigen a una carpa en la que pone "Entrada". Vemos como van accediendo a ella y luego cómo están en el interior. Sorprendidos comprueban que la temperatura interior es mucho más alta que la de fuera, pero esperanzados, siguen andando cada vez más deprisa, intentado encontrar la solución prometida. Cada cierta distancia se produce un aumento de los grados y entonces ellos se aceleran más, con las caras desencajadas. Finalmente, se ve el cartel de "Salida" y salen aliviados al fin. Ahora, de pronto, aquella terrible realidad asfixiante les parece una bendición.

Nos ofrecen y nos ofrecerán salidas. Algunas pueden ser peligrosas. El fascismo está pendiente de la deriva de los acontecimientos, es una bala en la recámara para cuando falla lo demás. Cogeremos la puerta de salida más cercana, no necesariamente la mejor. Nuestra tarea no es sólo divulgar o desenmarañar las manipulaciones, las estafas,... también debe ser ofrecer alternativas que se perciban realizables, para lo concreto, para las necesidades diarias, pero también para evitar que nuestros hijos sigan estando en la cola de los Bancos de Alimentos.

La forma de librarnos de ese conflicto interno es la más fácil de aceptar, convertirnos en solidarios agentes de la beneficencia y entregar un kilo de arroz o incluso, descargar los miles de kilos para su distribución, nos hará sentirnos mejor, desde luego, pero no asegurará que nuestros hijos puedan volver de nuevo de Berlín o de Londres.

¿Por qué no actuamos? Un colega, Vicente Manzano, ofreció también una interesante visión al respecto. Lo llama "La impotencia conforme", que vendría a ser algo así como asumir que no se puede hacer nada. Pasa por distintas situaciones ante los cambios percibidos:

¡¿Por qué no hago nada si veo que el barco se hunde?
§No lo pensé
§Si lo hubiera pensado, no me apetecería
§Si me hubiera apetecido, no sabría cómo
§Si supiera cómo, no podría llevarlo a cabo
§Si pudiera, sólo serviría para que las cosas empeoraran.
§¿No son bastante malas ya?







Cuando la minoría de Zion se pone en contacto con una mente esclavizada le ofrece la posibilidad de elegir entre dos pastillas: la roja, la realidad, o la azul, seguir enchufado manteniendo al sistema.



A cada paso racionalizamos nuestro comportamiento y eso durará todo el tiempo que puedas permitirte que dure. La ignorancia, real o autoinducida, es una dicha. Si tú la disfrutas, nosotros la sufrimos. No esperes a que llamen a tu puerta. Ven con tu miedo si es preciso, para que no acuda solo. Hay que construir la alternativa y sin ti no será posible. Tómate la pastilla roja.






5 comentarios:

Raúl dijo...

Una entrada cojonuda, Walden :)

Ana dijo...

Maravillosa, como siempre.
Intentaremos tomar la pastillita roja como sea.
Un abrazo.

Ana

Walden dijo...

Gracias, Raúl.

Un saludo.

Walden dijo...

jaja, la pastilla roja se resiste.

Un beso, Ana.

Walden dijo...

Por cierto, Raúl, en el "Nosferatu", de Murnau, tal y como comentas en tu blog, el vampiro no puede dejar de beber la sangre de su bella víctima,y esa "ceguera" le impide darse cuetna de que amanece, con lo que es el fin de ambos. No crea que no es otra buena metáfora. La utilizaré, sin duda.

Un abrazo.