viernes, 20 de septiembre de 2013

Psicólogos, amigos y vecinos


- Estoy harta de hablar de este problema con todo el mundo y no me ha servido de nada. Mi marido me  ha dicho que venga al psicólogo, pero yo ya sé que esto no se me va a quitar hablando.

¿Cuál es la diferencia entre acudir a un o una terapeuta, y no a los amigos o vecinos? La realidad es que la mayor parte de las veces, el consuelo y apoyo ayudan a superar o sobrellevar las dificultades cotidianas, ¿por qué pagar por ello, entonces?

Yo utilizo de vez en cuando con los padres una técnica que se llama "la técnica del vecino", que consiste, básicamente, en hacer lo que se supone que haría su vecino. Su vecino sabe lo que tiene que hacer, la diferencia fundamental estriba en que su él/ella tiene menos implicaciones emocionales que pueden llevarnos a actuar de forma inadecuada. Algo similar ocurre con los amigos, aunque dependiendo del grado de amistad, estos tenderán a implicarse emocionalmente también.

Imagine que una amiga le cuenta un problema con su pareja, las cosas han ido cambiando con el paso del tiempo, y ahora la relación le produce  una honda insatisfacción. Le da detalles de episodios, discusiones, reproches, de los escasos contactos íntimos que tienen ya, etc. Usted lleva un rato escuchándolo y como tiene una buena cantidad de neuronas espejo, empatiza, se apena por cómo lo ve y por el deterioro de la relación que observa. Al mismo tiempo que escucha va pensando lo que se supone que tiene que decirle. Es cierto que no le ha pedido que le diga nada, así que igual lo que tiene que hacer es consolarla sin darle consejos, pero también lo ve perdida  y quizás lo que espera es que le de una respuesta diferente a lo que ella mismo se dice o quizás, al contrario, que le diga algo en la misma línea de sus planteamientos. 



Podría elegir, por ejemplo, tomar partido y sumarse a las descripciones peyorativas del comportamiento de su pareja, abundando en detalles hasta entonces no compartidos, que demuestren que en realidad no le conviene. O quizá decirle que es mejor que intente solucionarlo, que la vida está muy mal, que los niños,..

Si tuviera que describir cuál es la diferencia fundamental entre el afrontamiento que se  hace desde la psicología frente al que pueden realizar los amigos o el vecino de enfrente, diría que la clave está en el lugar en el que colocamos el foco. Más que introducirnos en la narrativa en sí misma, intentamos centrarnos en los procesos que subyacen a la historia que está detallando. Pondré otro ejemplo.

Una chica nos dice que ha pasado - y pasa- por un cuadro de tipo ansioso-depresivo, nos comenta que ya no confía en nadie, que todos sus amigos la han defraudado, que lo está pasando muy mal con la ansiedad y la tristeza y  ninguno la ha llamado siquiera, sabiendo cómo estaba. Luego pasa a describir pormenorizadamente todas las inquinas, mezquindades y dejaciones que a lo largo del tiempo ha ido sufriendo por parte de ellos. 

Lo que se supone que hará el psicólogo o la psicóloga será analizar y ayudar a analizar cómo los pensamientos, las emociones y las conductas que lleva a cabo la chica cuando cuenta -y se cuenta- esta historia están interfiriendo en el manejo de sus problemas. Podría preguntarle, por ejemplo, cómo será su vida social a partir de ese momento: ¿se quedará en casa sin salir o buscará nuevos grupos de referencia más afines? Es decir, ¿se orientará hacia la búsqueda de soluciones o se centrará en rumiar sus desgracias? ¿le ayudará a mejorar sus síntomas o los empeorará?

Posiblemente realice una entrevista algo más estructurada o le pase algunos tests para determinar si existen otros aspectos de su personalidad que estén coadyuvando a la duración de su malestar, y por último -simplificando mucho- determinarán unos objetivos consensuados que permitan establecer si las intervenciones propuestas están o no sirviendo para los fines previstos, a partir de lo cual, determinarán cómo se va a llevar a cabo esa intervención.

La idea será siempre, que, igual que a partir de un momento determinado de nuestras vidas aprendimos que para los dolores de cabeza existen unas pastillas, también aquí aprenderá a manejar una serie de recursos para hacer frente a situaciones similares y no sólo a la presente, y que, al igual que con las pastillas, aunque todas sirvan para calmar el dolor, unas técnicas le resultarán específicamente más útiles que otras.

7 comentarios:

Ana dijo...

Pues es curioso pero yo siempre he sabido cuándo lo mío era de "psicólogo" o de "amigo". Otras cosas -casi todo lo demás, creo- no las tengo tan claras pero eso sí.
Un abrazo y gracias por volver a iluminarnos.

Alís dijo...

Entiendo la diferencia desde la implicación emocional o no, también que el psicólogo da herramientas para enfrentar ésta situación y otras similares que puedan darse en el futuro, pero creo que también influye la predisposición del paciente.
Aquí en Chile (no sé si en otros países ocurre igual) los profesionales de la sanidad no cobran la consulta a los familiares de médicos. Es como una atención entre colegas. Pero sí cobran los psiquiatras y los psicólogos porque, dicen, el hecho de pagar hace que el paciente se esfuerce en mejorar. Por tanto, los amigos y los vecinos no provocan esa intención de curarse.

Por cierto, bien fija la visión que los psicoanalistas tienen de los otros ¿no?

Un beso

Walden dijo...

jajaja, me parece muy bien que lo distingas. Yo tampoco suelo tener la mayoría de las cosas muy claras, ¡es una suerte!

Un beso

Walden dijo...

Pues sí, Alis, la predisposición es esencial en psicología.

El truco de que si no pagas no te curas es un planteamiento freudiano que utilizamos con frecuencia, jajaja, aunque dudo que pueda demostrarse empíricamente.

Bueno, lo de los dibujos son un poco estereotipos.

Un abrazo Alis.

Melània dijo...

Es una cuestión a la que nos enfrentamos todos en un momento u otro. Suelo responder que yo estoy entrenada para escuchar aquello que no me dicen con palabras. Por muy buenos que sean los amigos, poder ver un problema sin la carga emocional que conlleva te da mucha ventaja :)
Besos

Rita dijo...

Quien no haya ido a terapia no sabe de lo que habla. Mi madre aún me sigue diciendo que para qué pagar una psicóloga si le puedo contar las cosas a ella. Básicamente es cuestión de no implicación emocional, aunque haya empatía y cariño, y de no hacer juicios innecesarios.
Mi psicóloga me ha ayudado tanto a pensar...

Key Hunters dijo...

Anda. Qué interesante. No había pensado nunca en eso de las pastillas y los recursos que dices al final. Y yo creo que cambiar la perspectiva sí que ayuda, así que lo de contarle un problema a alguien ajeno a la situación lo veo muy útil.