martes, 10 de febrero de 2009

La luz necesaria




Me crucé con Aurora en la escalera y acudieron a mi cabeza, como casi siempre que la veo, estos versos de Lamartine:

Je dis à cette nuit: Sois plus lente; et l'aurore
Va dissiper la nuit.



Aurora es una militante activa, entre otras muchas cosas, en contra del oscurantismo. Es de esas personas de las que te conviene rodearte, como anclas de honestidad y compromiso que no te dejan varar a puertos inciertos.
Conforme subía los escalones, recordé lo buena que es seleccionando artículos y poesía, así que bajé y le pregunté si podría seleccionar para este blog algunos de los poemas que siempre lleva anotados en un cuaderno. A ella le gusta saborear cada verso a base de transcribirlos con pluma o un determinado bolígrafo al papel. Y así luego, ordenados como un ejército sinuoso de hormiguitas, leerlos o leérselos a alguien. No soporto que me cuenten las películas, ni siquiera ver trailers de las mismas, pero me encanta llegar a la poesía a través de otra persona. Para el resto de la literatura no necesito a nadie, pero para la poesía, el otro es insustituible. No vale cualquiera, desde luego. Si va a leerte a León Felipe, a Galeano, a Benedetti, a Brecht, a Neruda, a Celaya,… necesita estar dotada de la catadura moral imprescindible para que no chirríen los versos en su voz.
Mi amiga y yo coincidimos hace muchos años en un curso. En un momento dado todos tuvimos que hacer una simulación docente. Unos hicieron algo de magia, otros hablaron de coches, yo de la anorexia,… Ella leyó un poema.
Cuando encuentro algo que me hace disfrutar me entran ganas de salir corriendo, abrir la puerta y gritar de alegría, parar al primero que encuentre doblando la esquina y hacerle partícipe del milagro. Cuando esto sucede en la consulta me tengo que controlar. A lo sumo le pido que me preste su historia para compartirla aquí o para contársela a otros pacientes. Eso mismo le pedí a Aurora y ella accedió a la petición, buscó y seleccionó y el otro día se presentó con un cuaderno estrenado ex profeso para tal fin. Lo ha estado escribiendo por ambos lados. Por uno, ha elegido poemas de amor, por el otro, de compromiso. Es como tener a un Apollinaire para ti sólo.






Hoy me he acordado de una paciente que me dijo que se sentía sin luz, apocada. Busqué en el cuaderno de Aurora (“la que disipa la noche” ) y encontré esta poesía de Galeano:

Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás
No hay dos fuegos iguales.
Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.
Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento,
y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas;
algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman,
pero otros arden la vida con tantas ganas
que no se puede mirarlos sin parpadear,
y quien se acerca se enciende...

4 comentarios:

Marta dijo...

Estoy fatal, he puesto el comentario en el otro post. Bueno, imagino que sabes que me refería a este.
Marta.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho Eduardo Galeano y todos los poetas que citas así que imagino que tendremos gustos similares en este campo. Desde luego la tal Aurora tiene que estar contenta contigo.
Alfredo. Un saludo y a ver que otros poemas te ha traido Aurora, estaré atento.

Anónimo dijo...

¡Enhorabuena por tu Blog! Por cierto, sales muy bien en la foto.¡Felicidades! Aurora debe de estar encantada de saludarte cada mañana.
Alicia

Walden dijo...

Gracias a los tres. En realidad, considero una suerte tener a personas como Aurora siempre dispuestas a compartir, así que el que está encantado de encontrársela soy yo.
Un saludo.