lunes, 17 de agosto de 2009

El principio activo (2)


Actualmente los fármacos de moda para tratar la depresión y algunos tipos de ansiedad son los ISSR (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina). Básicamente de lo que se trata es de que tenga más serotonina circulando por el cerebro bajo el supuesto de que el bajo estado de ánimo está relacionado con un descenso de tal neurotransmisor. Este es el principio activo de dichos fármacos. Bailar, tener fantasías agradables, proyectarse positivamente en el futuro,… también producen ese efecto en el cerebro.

- Pero el fármaco tiene un efecto más duradero – me comenta mi amiga hipocondríaca.

Yo entiendo que es al revés. La mayoría de estos fármacos comienzan a hacer efecto a partir de la segunda o tercera semana. Algo incomprensible, teniendo en cuenta que el principio en el que se basan comienza a funcionar desde el primer momento. Las conductas citadas provocan un efecto sertoninérgico inmediato. Lógicamente, para que tengan ese "efecto duradero" han de incluirse dentro de las rutinas diarias igual que cepillarse los dientes tras las comidas.
La risa y la sonrisa arrastran un reguero endorfínico de sensaciones placenteras. Para los psicólogos es bueno saber que la única diferencia entre una sonrisa forzada y una natural es de tipo cuantitativo. La fresca y natural son las ideales, claro, pero a una persona deprimida es difícil que le salgan espontáneamente. Luego, si receto 5 minutos ante el espejo con sonrisa forzada durante desayuno, almuerzo y cena, voy a conseguir más o menos el mismo efecto.


Cuando urge, para mejorar las relaciones interpersonales es mucho más potente el contacto físico agradable que varias sesiones de entrenamiento sobre técnicas de comunicación. Es algo filogenético.

El principio activo de buena parte de los trastornos de ansiedad está en la fase de psicoeducación. Hasta que el paciente no entienda que las respuestas que emite forman parte de su repertorio fisiológico natural y que no son síntomas de alguna terrible enfermedad subyacente o de su propia incapacidad para hacerlas desaparecer, no podrá “curarse”. Por eso, todas las técnicas que enseñan a manejar los síntomas sin más acarrearán recidivas en el futuro.

Buena parte de los trastornos del aprendizaje tienen su solución más cerca de un nuevo proceso de aprendizaje (fortalecer un nuevo engrama), que de la rehabilitación del proceso mal aprendido, que será tremendamente largo y tedioso.

Hay una técnica que prescribo desde hace mucho pero de la que no sé, con seguridad, cuál es su principio activo. Me llama la atención cómo algo tan simple funciona tan bien. Tengo teorías, pero no he encontrado estudios que sustenten a las mismas. Para recordar la siguiente cita entrego a mis pacientes una tarjeta con la hora y el día. Por la parte de atrás les pido, a veces, que lleven a cabo un pequeño registro, simplemente con rayitas, cada vez que ocurra tal cosa. Al cabo de dos semanas se ha producido una curva de Gauss y el hecho registrado (normalmente pensamientos disfuncionales) ha ido decreciendo paulatinamente.
Para manejar mi impaciencia con los demás, comencé a anotar las veces que decía la palabra “vamos”. Al cabo de dos semanas había pasado de 60 a 15.

En la película francesa “La crisis”, el personaje principal, inmerso en unos cambios que han trastocado su vida, va de casa en casa de amigos y conocidos buscando apoyo y soluciones. En una de ellas, un médico, lo recibe la mujer de éste. La consulta está completamente llena. “¡Qué éxito”, piensa nuestro protagonista. Sin embargo, la mujer está muy enfadada. “Mi marido se ha pasado a la homeopatía. Ahora se lleva cerca de una hora con cada paciente y cobra lo mismo… No puede ser… Le he dicho: Daniel, mira, si esto es tan bueno, pues lo aplicas en casa, con la familia, pero en la consulta vuelve a utilizar lo de siempre, por favor”.

2 comentarios:

Barbarella dijo...

Interesante la reflexión de la mujer, el resumende toda una filosofía de vida para muchos.
Viva la serotonina!!!! Y sobretodo la de fabricación propia!!
Sr. Psicólogo Impaciente...estarás de acuerdo conmigo que la gente tarda mucho en despedirse, en dirigirse a otro lugar...jejeje.Vamos!!
Un abrazo.
B.

Walden dijo...

Eso, vivan las dosis endógenas, que son más baratitas.
Un saludo, Barb.