viernes, 1 de octubre de 2010

Matones virtuales




Mientras me mostraban los pabellones penitenciarios unos colegas, oí a un preso gritar: "¡Hey, Orta!". Por un momento creí que estaba en "El día de la Marmota". Era la misma voz grave que resonaba en el patio del cole: "¡Hey, Orta, orejones!". No es que tuviera una fijación especial con mis orejas, cualquier elemento físico o intelectual ajeno le valía para intentar amedrentar o buscar pelea. Conmigo no lo consiguió. Yo veía Kung-Fú todos los sábados por la noche, pero a pesar de ello no fui capaz de aplicar mi imaginado y templado oi-zuki sobre su garganta verborréica.

Los colegios, desgraciadamente, siguen con acosadores y matones. Buena parte de las víctimas sufren en silencio el acoso, intentan evitarlos, huyen del sitio en el que se presentan, tiemblan cuando los ven, les sudan las palmas de las manos y parece que el pecho fuera a estallarles o que se van a caer redondos al suelo por la falta de oxígeno. Por las noches los tienen en sus pensamientos, los domingos por la tarde se muestran tristes y anticipan continuamente la presencia del matón y las terribles consecuencias que se derivarán de ello, bien por la vía física -"me dará una paliza de muerte"- o por la social -"se reirán todos de mí".

Pero no es de este tipo de acoso del que quiero hablar, sino de otro más ladino e intangible. Ese que se aplican inconscientemente tantas personas.


En los trastornos de ansiedad, los acontecimientos transcurren un 20% en la vida real y un 80% en los pensamientos, esos pensamientos anticipatorios y catastróficos que nos empujan a quedarnos arrinconados en la supuesta seguridad del sofá, a sentarnos en el asiento más cercano a la puerta, a subir al sexto por las escaleras,... Huir, evitar. Siempre representan el mismo y terrible papel en su imaginación. Cuando me cuentan la película que viven una y otra vez entiendo su sufrimiento. Sería como si me obligaran a ver atado a la butaca del cine todas las películas de Esteso.

En los primeros episodios es cuando se se está más cerca de la realidad. Un ataque de ansiedad, una discusión que acabó con taquicardia y sensación de anoxia, una punzada extraña justo en el brazo que anticipa el ataque al corazón,... En ese momento, esa persona manejó la situación, da igual si fue de forma adecuada o no. Puede ser poco terapéutico, pero hizo algo que la ayudó a que ese temor desapareciera. Bien, ir a urgencias o irse del sitio corriendo a casa, o llamar a su pareja,... O sea, cuando realmente ocurre, la persona saca a flote sus recursos.

Luego, en cambio, conforme avanza la serie, el temor es ya más de tipo anticipatorio: "¿Y si me vuelve a dar?". Entonces, se imaginan la escena y el final es horrible. Una y otra vez, todos los finales de todas las situaciones que van sucediéndose empiezan a parecerse sospechosamente. El prota repite. Está encasillado. ¿Se imaginan a Mr Bean haciendo una de miedo?

Cuando llegan a la consulta, muchas de estas personas llevan bastante tiempo batallando contra los matones "reales": morirse, desmayarse, hacer el ridículo, volverse locos,.. Dedicando, en cambio, poco o ningún tiempo a enfrentarse al verdadero matón, a pesar de aparecerse tantas y tantas veces y de las enormes collejas con que saluda a su llegada. Frente al tenebroso escenario que imagina no se le ocurre cambiar el papel que interpreta el protagonista en esa peli etérea. A lo sumo intenta distraerse, hacerse el longui, como me lo hacía yo con aquel bocazas. Sin embargo, hay donde elegir: el pasota, el filósofo, el vitalista, el maniático sexual,..

Le propongo que cambie un poco. Notará la diferencia. Igual al que me insultaba como si fuera parte de su oficio nunca le di mi terrible golpe seccionador de garganta, pero no puede imaginarse la de malvados que ayudé a vencer a David Carradine en aquél polvoriento desierto de mi infancia.


13 comentarios:

Maria dijo...

Quizá a veces sea complicado decantar qué se mete en el 20% de la realidad y qué en el 80% de los pensamientos anticipatorios. Si a alguien le muerde un perro y eso le provoca miedo a los perros; está muy claro, lo que es real y lo que es anticipatorio. Hay un mordisco y todo lo que le ha causado ese mordisco (real) y un miedo a que vuelva a morderle otro perro (anticipatorio); está muy claro que esto es virtual, porque, estadísticamente, es difícil que vuelva a morderle (al menos, en un caso estándar).

¿Y los casos de acoso? En un acoso hay episodios muy claros, reales: no se me ocurre un buen ejemplo, vendría a ser algo así como que, el acosado, al salir de su casa, dos o tres veces se ha encontrado a los acosadores esperándole y en el momento en el que pasaba por la puerta de al lado, han empezado sistemáticamente a insultarlo, vejarlo verbalmente... Esta parte sería la realidad. En un principio, el miedo que tuviese a salir de casa y pasar por la puerta de la lado sería un pensamiento anticipatorio. Y, llegada a este punto, no sé cómo seguir. Porque, en realidad, una parte del acoso es que el acosador causa deliberadamente este pensamiento anticipatorio en el acosado. Incluso a veces refuerza con frases tipo “¿quiénes estarán esperándote en la puerta de al lado de tu casa?”. Podría decirse que el acosador ha creado una dinámica que, de alguna manera, tiene vida propia; ya no es necesario que él actúe (que haga algo que se pueda meter en el 20%). En este caso ¿dónde está la frontera entre real y anticipatorio?.

Quizá todo esto sea una especie de reflexión bizantina. Pero de todos modos, puede decirse que tu post me ha hecho pensar (lo que no está nada mal).

Saludos

Irreverens dijo...

Supongo que hay un primer plazo razonable de miedo a que se repita la situación. En mi caso, estuve un año entero sin poder cruzar sola y de noche la plaza donde un perturbado me atacó (http://irreverens.blogspot.com/2009/02/por-omision.html). Pero por fortuna logré sobreponerme pensando en qué había sido algo fortuito y no tenía por qué volver a pasar.
:D

Por cierto, para este tipo de "obsesiones" dicen que funciona muy bien la PNL. ¿Es realmente así? ¿Usas tú algunas de las técnicas de la PNL?
:)

Besotes, Walden.

Raúl dijo...

Wow... Esta entrada me dará que pensar. Algunas cosas ya las había pensado, especiálmente las fases en las que el 'matón virtual' se vuelve más peligroso que el real. Me ha dejado 'mosca' eso que has puesto al final: ''Sin embargo, hay donde elegir: el pasota, el filósofo, el vitalista, el maniático sexual,..'' ¿Podrías explicarlo, please?

Yo sufrí pocos matones reales, aunque los sufrí, y el que sufrí fue en la infancia, no en la adolescencia, como suele ser normal en estos casos. Pero matones virtuales, siguiendo con esta palabra, en general he sufrido más, quizás porque siempre haya sido un poco cobardica, sé lo que es pasarlo mal anticipándose a esto. Hoy al contarlo suena o bien a una bobada infantil, o bien suena a mal gusto, pero mi particular matón - que era un crío, también, de mi barrio - me tenia ''amenazado de muerte'' y yo estaba convencido de ello, hasta tal punto que pensaba que iba a morir. No sé si lo he pasado peor en mi vida. Obviamente eran sólo amenazas falsas, sobra decir. Siempre me ha parecido muy importante enfrentarme a los porpios miedos, yo creo (creo) que en eso he mejorado mucho, mucho, y en eso estoy orgulloso, pero es un tema en el que estoy interesando.

Por cierto, yo también veía Kung-Fú, y aparte era seguidor de un puñado de héroes y tipos duros de la ficción más. El western es mi género preferido después del género de terror. Los tipos duros suelen ser los héroes de los que tienen miedos que resolver. Todos esos detalles y el haber leído tu entrada no hacen sino corroborarme que pertenezco o que se me puede encasillar en un determinado perfil psicológico.

Por cierto - y lo digo en tono de broma, que no te moleste - siempre me han asustado un poco los psicólogos, o más que ellos sus veredictos. ¿Eso es normal, no? :)

Alís dijo...

Siempre he dicho (y lo he confesado más de una vez en comentarios) que lo que más miedo me da es el propio miedo, esa sensación paralizante que, a pesar de saber que no es un peligro real, no puedo sacudirme. Ni para eso puedo moverme.
Alguna vez he tenido que decirme: si me pasa algo malo, que me pase. Porque no puedo dejar de vivir por ese temor que tal vez nunca llegue a materializarse (ojalá).

No sé por qué las actualizaciones de tus entradas en aparecen con mayor antigüedad de la real y se me despistan.

Besos

PD. No sé si es real o no, pero muy bueno el punto de que el matón que te asustaba de niño vuelve a intentarlo, pero ahora desde dentro de la cárcel, jajaja.

La chica de la farmacia dijo...

Oooooh, ¿cómo será que no vi esta actualización?. Pasé a dejarte besos y me encontré con un atraso de 12 días.
Bueno, no importa, aquí estoy y me encantó tu post y también los comentarios.
Siempre fui muy miedosa, quizás la timidez también ayude (una timidez rara puesto que no soy cien por ciento tímida, sino que, a ver si me sale: ¿has visto que cuando uno sufre de timidez o no quiere ser observado se vuelve invisible ante el mundo? Bueno, a mi me sucede a la inversa, el mundo es el que se vuelve invisible haciéndome olvidar que allí hay gente, y se hace visible en determinadas situaciones, a veces con niños -a ellos no les temo-, a veces también con el resto de pares, pero eso casi nunca, sólo cuando estoy mentalizada de que no puedo volver invisible a todos a mi antojo, y que, por cierto sucede muy a menudo).
Del 80% de los acontecimientos que me generan ansiedad un 80% son por pensamientos anticipatorios de cosas que nunca me han ocurrido a mi sino a un familiar, a un vecino, al hijo de, o a la Mamba Negra en Kill Bill 1 y 2. Tengo una terrible imaginación que me lleva a temer a cosas que los más probable es que nunca me sucedan, pero ¿cómo hago para terminar de convencerme con tantos temores de por medio?
Ufff, es mucho muy difícil.
¿Recuerdas que no hace mucho me asaltaron unos niños que no superaban los 9 años?. Ufff, ahora trato de esquivarlos.
Es feo vivir con miedo a cosas que ¿nunca? sucederán. Es feo no distinguir entre realidad y anticipatorio, como dice Mary.

Ay, y no sé. Me quedo pensando como siempre en si puedo hacer algo para mejorar, cambiar, o si no...

Te dejo los besos que vine a darte. Y chuches. Ahhh, anoche fui a ver la peli "Buried". ¿Ya la viste? Si no la viste te encantará, así que si quieres verla, te acompaño. No me vendría mal volver a verla.

(A veces siento que es mejor escribirte un mail).

Walden dijo...

Heeey, anoche estuve viéndola yo también!!.
Me ha gustado mucho. Estaba pensando llevarme a todos los claustrofóbicos a verla pero igual termino lleno de morentones.
Mejor quedo contigo. Voy comprando las chuches.
En cuanto encuentre un hueco comento el resto de cosas.

Un beso de cinéfilo.

PD.: Puedes escribir los mails que quieras, yo también siento a veces que se me quedan cortos los comentarios, ya se lo he comentado a Alis. Chuches y ron. No estaría mal.

Alís dijo...

Me apunto ¿puedo?

Walden dijo...

Estaba a punto de invitarte vía emilio.
Compro otra entrada.

Raúl dijo...

Ten cuidado, porque igual alguien lee esto y abusa de las facilidades que das para ir a la consulta del psicólogo gratis. No vayas a trabajar horas extras, hombre, que el blog también debería ser para descansar y desconectar XD En cualquier caso, es loable tu ofrecimiento.

La chica de la farmacia dijo...

¡Perfecto! Vamos los tres :)

Chuches y ron... me encanta la idea.

En cualquier momento te escribo un correo, pa' no quedarme con las ganas de hablar como me sucede siempre.

Besos cinéfilos :)

Irreverens dijo...

Es cierto que tus últimas entradas aparecen con retraso; es decir, como si se hubieran escrito días antes de la fecha real... Comprueba que las opciones de la entrada tengan la fecha y hora correctas, a lo mejor es eso.
:)

la cocina de frabisa dijo...

Te has explicado tan bien, que me ha provocado un segundo de angustia al empatizar con esas personas.

Madre mía, es un horror vivir en el miedo constante, a lo que hay, a lo pasó, a lo que vendrá. Me dan muchísima pena, menos mal que ahí estás tú para ayudarles.

un besito, Walden

cathaysa dijo...

Hay una cierta magia en las personas que curan el alma. O tal tal vez la magia se deba al profundo sentimiento de agradecimiento que generais al lograrlo.
En cualquier caso me ha encantado leerte.

Un saludo afectuoso.