martes, 3 de abril de 2012

Nora y el fuego




La primera vez que escuché a Nora contar lo que le pasaba me quedé pasmado por lo bien que describía su malestar. Nora es una adolescente. Su principal problema está relacionado con el manejo  de sus emociones. Cuando se altera, se altera demasiado. Después empieza a darle vueltas al episodio, a intentar entenderlo, a preguntarse por qué se comporta así,.. Y es justo ese proceso el que describe en la consulta una y otra vez, tal y como lo hará en un diálogo interno sin derecho a réplica, ocasión tras ocasión en la que sucede.

Explica tan bien su universo interior que si se dedicara a vender algo a mí me habría vendido un par de cada cosas, da igual que fueran coches o lavadoras. Te cuesta aceptar que su vida interior sea tan ajena a sus propios recursos personales, que le haga tanto daño.

En la última cita le conté una metáfora para que comprendiera por qué era tan ineficaz en la gestión de sus emociones, por qué siente esa desesperanza al ver que aparecen una y otra vez con los mismos resultados tormentosos.

Le pedí que se imaginara que el mueble que tengo a mi derecha estaba ardiendo y que al comprobarlo me pongo a darle vueltas a cosas como: "¿quién le habrá prendido fuego?" o "¡Dios mío, cómo voy a encontrar otro mueble del mismo color que la mesa!", o "Jo, con lo caros que son los tests que tengo ahí" o "No puedo soportar ver el fuego y menos quemándose mi armario favorito", etc. Le pregunté qué cree que le pasaría entonces al mueble. "Obviamente, se quemaría", respondió. Entonces le pedí que reflexionara sobre si no era eso mismo lo que hacía ella cuando notaba el "fuego" de las emociones ardiendo en su interior: "¡Oh, otra vez.  Esto no va a quitarse nunca, le voy a decir a X -el supuesto causante del incendio- que lo nuestro se acabó!", o "¡Esto es una mierda, estoy harta ya de todo,..",..

Es difícil tratar la inestabilidad emocional en cualquiera de sus etiquetas diagnósticas. Entre otras cosas porque empezar a utilizar las técnicas adecuadas sólo proporciona una forma de supervivencia a las emociones dolorosas, pero no soluciona problemas vitales. Aún así, señalar el fuego y buscar cómo apagarlo o a veces, simplemente, dejarlo que se apague sin añadir otros "muebles" a la hoguera, son estrategias esenciales para poder avanzar.

Nora será una estupenda psicóloga, eso espero,  aunque no insisto demasiado pidiéndole que se lo plantee. Sabrá por experiencia propia qué le está ocurriendo a la persona que tiene enfrente, entenderá su dolor y la acompañará en el camino para hacerlo manejable, para que mire a otro horizonte más productivo. Un día le dije a otra chica de su edad, fanática de los chicles, que se comportara con ese dolor como con un chicle que pisa en la calle: primero te quitas lo más "gordo", pero luego, simplemente por el mero hecho de seguir haciendo lo mismo, caminar y caminar, el chicle iría desapareciendo, quizá nunca del todo, pero seguro que no sería un obstáculo para llegar a su destino.
Nora ya ha ganado puntos suficientes para disfrutar del camino y olvidarse del chicle. Ahora toca echar a andar.

18 comentarios:

Ana dijo...

Genial Nora, tiene pinta de que su chicle desaparezca prácticamente del todo.
Besitos

Celia dijo...

Me encantan tus metaforas...

Ana dijo...

¿Cómo haces para tener siempre la metáfora a punto?
Eso es un don porque en la carrera no se enseña o no se aprende.
Besos.

Anónimo dijo...

Joder, me ha encantado...
Una vez visité a un pseudopsicólogo (no sabía que NO era psicólogo cuando acudí) de cuyas tres únicas sesiones extraje una enseñanza: Tengo una obsesión con entender el por qué de las cosas que me pasan y el por qué de las acciones de los demás y el mero hecho de darme cuenta de ello y el daño que me hace ha sido como una liberación hacia la tranquilidad. Pero no he podido evitar verme reflejada en la historia que nos cuentas pese a la diferencia de edad. Aunque, eh, hoy me han echado cinco años menos, qué felicidad :D

Walden dijo...

Ana P.: Lo tiene todo para que le desaparezca, pero necesita caminar.
Un beso.

Celia: Gracias, corazón.

Ana: Una de las cosas que más me gusta de mi trabajo es precisamente poder improvisar alguna historia, para ello tengo que saber previamente lo que quiero conseguir, luego las historias aparecen con facilidad. Si eres un adicto al cine y a la literatura, casi necesitas poderle dar salida de alguna manera a lo que se agolpa en tu cabeza. Un abrazo.

Exter: Sí, justo eso que dices es así. Darse cuenta ayuda.
Qué bien lo de los años, jaja, a mí hace tiempo que me echan menos también, aunque noto que se está generalizando lo de hablarme de usted, ¿qué querrá decir?

Un beso, jovencita.

Unknown dijo...

me pregunto si algún día se me ocurrirán esas cosas tan ingeniosas cuando esté tratando a alguien..
y si, supongo que estoy enamorada, en todo caso no me lo pregunto, es mejor disfrutar el momento :)

Melània dijo...

Siempre me llama la atención que alguien que tiene tantos recursos lingüísticos, como Nora, capaz de vender una lavadora a su psicólogo, se pierda en sus propias palabras. Es un enorme placer saber que está en tan buenas manos.
Hasta pronto

Walden dijo...

No, no se pierde en un laberinto lingüístico, sino en las emociones. Es justamente el intento de manejarlas desde la razón lo que la hace "perderse".

Un abrazo.

Walden dijo...

Coraline: Se te ocurrirán, es una cuestión de principios activos, una vez que sabes lo que quieres conseguir lo puedes exponer de 100 maneras diferentes, hasta que notes que ha llegado a su objetivo.

jaja, sí, sobre lo de estar enamorada, es mucho mejor vivirlo sin más; hacerse preguntas al respecto puede llegar a ser peligroso dependiendo del día.

Un beso, poetisa.

La Maripili dijo...

Hola
La verdad es que te he visto en varios blogs, Walden, y he decidido venir a hacerte una visita y he llegado hasta esta entrada de Nora.
Tengo que decir que me he sentido muy identificada con esa chica y me ha sorprendido muchísimo que pienses que por tener un alto grado de empatía puede uno a llegar a ser un buen psicólogo.
Si pudiera ser, me gustaría que me lo explicaras.
Gracias.
Seguiré leyendo los 8 minutos que me quedan para salir de la oficina!

Walden dijo...

Hola MariPili. Tener empatía no es una condición suficiente para ser psicólogo, pero sí imprescindible.

Bueno, para sacarse la carrera no.

Un saludo.

La Maripili dijo...

Qué punto! te aseguro que nunca lo pensé.
Gracias por la explicación

Walden dijo...

Tengo algunos amigos que tienen mucha capacidad para entender el sufrimiento ajeno y no tienen por qué ser buenos psicólogos. En el caso de Nora, no se trata sólo de eso. En psicología hablamos de metacognición para referirnos a ello: ser consciente del papel de tus propios pensamientos en cómo te sientes. Es difícil, en general, más aún para una adolescente con las hormonas a flor de piel. Te podría decir más cosas referidas a ella por las que creo que podría ser una buena psicóloga, pero no responde a lo que me comentas.

O sea, que no, que llevas razón, que se puede ser super-empatía y ser un psicólogo horrible. No hay una relación directa.

Siento haber sido tan lacónico en la respuesta anterior.

Un saludo.

La Maripili dijo...

Por favor Walden! no me pidas disculpas! no es para nada necesario!
ME llama muchísimo la atención tu trabajo, lo primero porque yo de mayor quería ser psicóloga, de hecho, estudié el primer año de la carrera por la uned, fue un fracaso total. Por otro lado, porque todo el mundo me dice que soy demasiado empática y sorprendentemente, suelo dar confianza y finalmente, porque mi "prima prefe" es psicóloga infantil y me llama muchísimo la atención que cuando hablo con ella, siento que me está analizando...jajajaja eso me preocupa porque me ve como una niña! jajajajaja. En serio, muchísimas gracias, y que sepas, que estoy deseando saber más sobre tu profesión así que, ya tienes una seguidora nueva de esas que preguntan mogollón y terminan siendo tu pesadilla!

Walden dijo...

Ayer vi a una chica (esta ya no es una adolescente) que no paraba de llorar con todo lo que me contaba. Aunque no es raro, me pareció un síntoma, un poco excesiva esa labilidad emocional. Le pregunté si le ocurría lo mismo cuando alguna amiga le contaba un problema y me confirmó que, efectivamente, acompañaba el sufrimiento ajeno como si fuera suyo.
Imagino que tu exceso de empatía no llegará a tanto, pero es verdad que no tomar cierta distancia puede ser un poco agobiante.

A mí, por los comentarios que te leo en los blogs que visitamos, lo que me pareces es muy divertida.

La Maripili dijo...

divertida? gracias! es mi "máscara" preferida, me alegro de conseguirlo.

No, intento no llegar a tanto, pero sí peco demasiado de entender los sentimientos del otro casi a la perfección. Eso me lleva a ser tan imbécil de pensar primero en cómo afectarán mis acciones a los demás, antes incluso de tomar una decisión. Como dicen por ahí, pongo la tirita antes de darme el golpe.
Buf! qué interesante todo esto! podría tirarme el día entero contestando a tus comentarios! jjajajaja. Gracias, de verdad, ni te imaginas lo que estoy disfrutando!

Walden dijo...

Pues sí, lo consigues realmente.
Me pasa con tus comentarios y con los Sanders. Claro que si coincidís en el blog de Lili, que es buenísima, echo un buen rato.
Es como una especie de universos reconocibles, no sé, es algo difícil de explicar así.

La Maripili dijo...

Es curioso, porque el blog de sandler no es para nada divertido. Literariamente es bueno, pero no es divertido, y luego, en los blogs donde comenta te partes con sus ocurrencias.
Creo que nos hemos juntado un grupo de buenas piezas, sin más.