jueves, 19 de abril de 2012

Quiero adelgazar. Capítulo I

A mediados de los años noventa se llevó a cabo una investigación longitudinal en varias islas del Pacífico. Nunca antes  se había visto la televisión en esas islas. En ese instante, sólo un tres por ciento de las chicas habían tenido síntomas que podrían relacionarse con trastornos alimentarios, tales como provocarse el vómito para controlar el peso. Tres años después de la entrada de la televisión en las islas, ese porcentaje se elevó al 15 por ciento.

Es curioso además, porque  previamente, en esa zona del mundo,  el modelo de mujer culturalmente dominante correspondía más a cánones relacionados con la salud que con la estética. Bastaron unos pocos, muy pocos, años de Melrose Place y similares para que los patrones culturales cambiaran.

En un estudio en el  que se  compara la visión y seguimiento de dietas en estudiantes egipcias en universidades inglesas frente a estudiantes egipcias en universidades de su país,  le dejo imaginarse  el resultado.

En EE.UU. el gasto en productos relacionados con las dietas es mayor que el que destina el Estado a educación, empleo o  servicios sociales. En España, está por encima de los 7.000 millones.

La preocupación de mis padres era que no estuviera delgado. Les costó muchas botellas de Quina San Clemente y miles de platos de patatas fritas con huevos, pero desgraciadamente yo tiraba a enclenque y no hubo forma de que aquella combinación fructificara en una barriguita lo suficientemente pronunciada y tranquilizadora.

Ya sabe -o debería saber- que el interés principal de este blog es difundir el mayor número de estrategias posibles para convertirse en un enfermo mental en cualquiera de sus categorías y poder con ello  contribuir a cubrir  las necesidades de las familias de los psicólogos. Si está interesado en pillar o mantener un buen trastorno de alimentación no deje de leer lo que sigue. 

 Es mejor fijarse en sus michelines que en la cara de felicidad. Esta foto la he pasado algunas veces en la consulta. En un primer instante tapo la parte inferior y pregunto por cómo la ve. Las respuestas son todas positivas. Cuando descubro la  fotografía entera, las chicas con anorexia o trastorno de la alimentación cambian completamente su opinión.


Para convertir a un ser humano en un ser humano con un trastorno alimentario bastaría con someterlo a una dieta muy severa. Por un lado, con un poco de suerte empezará a delirar y si se mantiene en el esfuerzo, podrá tener unas bonitas alucinaciones del color que desee. Pero lo normal es que acabe experimentando episodios de sobrealimentación, atracones,  y que comience a preocuparse, hablar, pensar,.. en la comida como eje fundamental de su vida. Hay una gran presión social, encabezada por los medios de comunicación, para que la industria de las tallas XXL se hunda, aunque curiosamente, a pesar de haber más personas haciendo dietas que nunca antes en la historia, también se ha multiplicado ostensiblemente la obesidad mórbida.

Las dietas muy restrictivas provocan una reacción, un impulso natural del organismo, que lucha por alcanzar las necesidades energéticas básicas. Es muy difícil luchar contra ese impulso natural, por lo que es muy posible que en cuanto vaya a la fiesta equivocada, y tras darle el primer bocado a la tapa de foie caramelizado sobre manzana cristalizada, se dé a sí mismo carta blanca para seguir comiendo sin medida todos los embutidos que estén a mano. Luego vendrán el arrepentimiento y la culpa, lo que le generará más ansiedad, que sólo podrá calmar... ¡comiendo helado de chocolate!

Entre determinado grupo de edad está más extendida la bulimia, en cualquiera de sus vertientes, con atracones y vómitos o con ejercicio extenuante como podrá observar  en miles de gimnasios. 

Para seguir una dieta basta con que alguien de su entorno le diga que con la misma ha logrado adelgazar seis kilos en una semana. Da igual que esos kilos sean de líquidos y no de grasas, que los reponga con facilidad en las tres semanas siguientes, que para conseguirlo haya tenido que fastidiar algún órgano y torturarse mental y físicamente. No sé cuánto tiempo tendrá que pasar para que alguien de las que van pasando de una a otra dieta, termine creyéndose por fin que las dietas disociadas, las hiperproteícas  o las que van amparadas en anoréxicos, son peligrosas para la salud. Si es el mismo tiempo  que con las consecuencias del tabaquismo, imagino que la respuesta es: nunca. Siempre habrá un negocio boyante en torno a la insatisfacción corporal o de otra índole.


Le hablo de las dietas, no porque todas las personas que las hacen tengan o tendrán un trastorno alimentario, sino porque es uno de los precipitantes más habituales, junto a otros como las rupturas amorosas, incremento de peso asociado a críticas del grupo de iguales, fotos o bromas sobre alguien del grupo con sobrepeso, etc.

O sea, que si quiere contribuir a la causa de la que hablamos bastará con que la próxima vez que vaya a tomar café con sus amistades dedique un buen rato a hablar sobre las tallas, preguntar por qué dieta está haciendo fulanita, criticar los michelines de la ausente y hablar maravillas de la dieta del melocotón.

Si una parte de su vida gira ya en torno al control de la comida, de los horarios de las mismas, de evitar hacer vida social en torno a la mesa, mirar las etiquetas de los productos de alimentación, conoce ya todas las tiendas de dietética de su ciudad y compra las revistas con las últimas dietas-milagro,... realmente no hace falta que haga un esfuerzo adicional;  ya va por el buen camino. 

En el próximo capítulo hablaremos de cómo se plantea la psicología esto del adelgazamiento. Queda emplazado, pero venga con las tareas hechas, es decir, un poco más trastornado.



22 comentarios:

Celia dijo...

Estoy deseando leer la segunda parte!!!
los deberes hace tiempo que los tengo hechos así que no se demore

:)

Besote

Walden dijo...

jaja, vale, lo tendré en cuenta, ya que eres una contribuyente.

Un beso.

Isabel dijo...

Analizando los distintos cánones de belleza a lo largo de la historia podemos darnos cuenta que el cuerpo siempre ha sido una obsesión para el ser humano.
Es nuestro soporte vital,la fuente en la que debemos beber nuestro equilibrio; pero lo que nunca entenderé es que se convierta en una dictadura que acabe manipulando.
Quizás el primer error sea pensar: "mens sana in corpore sano".
Creo que puede darse perfectamente el caso contrario y viceversa.¿Qué opinas,Walden?Siempre interesantes tus temas,amigo. Gracias.

Walden dijo...

Creo que la obsesión por el cuerpo no siempre ha sido así. De hecho, el ejemplo de las islas Fiji habla de eso. Durante épocas de hambruna, la obsesión primordial era la supervivencia y ser gordito era señal de opulencia y bienestar, y tenían un gran tirón sexual (que es un tirón muy cultural).
Ahora, sobre lo otro, cuerpo y mente no son indivisibles, ¡que más quisieran algunos! (yo no estoy muy contento con mi mente, toda la alegría me la proporciona el cuerpo, pero bueno).
En la consulta predico con el ejemplo, si vienes y me dices que no soportas la tristeza igual te receto media hora de baile. Lo que hagas con el cuerpo tendrá su correlato en la cabeza y viceversa.

Un beso Isabel.

Lili dijo...

Yo ya estoy mosqueada con la operación bikini en la tele: es un bombardeo tan constante que comprendo que en la mente de las adolescentes llenas de complejos (casi siempre absurdos) empiece a germinar la idea de que para ser una mujer de éxito, triunfar a nivel social/amoroso y sentirse bien con una misma, es necesario estar delgado (cuanto más, mejor). Si a eso sumas las inseguridades y la sensación de que la pefección existe (puñetero photosop), apaga y vámonos. Para mí esa obsesión con la delgadez es el síntoma de otra cosa, como la tos lo es del catarro.
Un beso enorme :-)

Ana dijo...

Los cánones de belleza han sido siempre una losa injusta. Mi madre, que era una jovencita a principios de los 50, siempre me contaba lo desolada que se sentía cuando les echaban piropos a sus rollizas amigas y a ella ni la miraban (era tipo palo de escoba).
Y yo me quedaba también desolada cuando iba a comprarme vaqueros con quince años y cabían dos como yo en su cintura. Me los estrechaban metiendo en la costura central trasera con lo cual quedaban unas bolsas horrorosas que no se sabía lo que eran. Hice una dieta para engordar y sólo logré cuatro kilos tras unos comidas normales seguidas de unos batidos superenergéticos de esos que se llevan los montañeros. Desistí, claro.
En fín, cada uno con su cruz, que de eso se trata.
Besos.

Ana dijo...

¡Ah! Tranquilo que eso también alimentó consultas de psicólogo. Hay filón.
Más besos.

Irreverens dijo...

Yo también deseo leer ya la segunda parte de este tema. Que mira que lo haces entretenido, eh.
:)
En cuanto a lo de las tareas hechas, mejor paso; que yo ya me saqué el título cum laude en su momento... (no sé si te lo había comentado).
;)

Besos, Walden.

Anónimo dijo...

Yo también quiero leer la segunda parte!!! me interesa muy mucho leer cosas y pensar cosas con la perspectiva de los años.
Besos!

Walden dijo...

Lili: Sobre lo que dices, temo que en buena parte existan realmente filtros que vayan en la línea de lo que apuntas. De hecho hay experimentos sobre a qué mujer elegirá un empresario, si tendrá en cuenta sus capacidades o su físico, y desgraciadamente para la sociedad y probablemente para el mismo empresario, en un porcentaje bastante significativo la opción elegida es la B.

Por supuesto que la obsesión por la delgadez es un síntoma claro.

un beso.

Walden dijo...

Ana: O sea que contigo tampoco hubo forma de que pusieras peso,jaja. Me alegra saber que al menos sirvió para que las barriguitas de los familiares de los psicólogos no pasaran hambre :)

Besos de fin de semana, que son más duraderos.

Walden dijo...

Irre: No, no me lo habías comentado. Nunca hubiera imaginado eso de ti. :D

Un beso.

PD: ¿Estás ya menos ocupada?

Walden dijo...

Exter: Bueno, la segunda parte la publico dentro de unos días, porque el finde estaré ocupado cogiendo setas y haciendo recetas, pero ya me comentarás eso de la perspectiva de los años, ¿hubo un antes relacionado con esto?

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Oooooooooooh, setas!!!! ¿hay setas todavía? jo, qué ricas.
Pues lo de un antes y un después... no como pudiera parecer, no he tenido ningún problema serio ni nada, simplemente es eso, la presión de qué aspecto se debe tener, y no saber qué hacer y rechazarse a una misma, etc. Y tras el paso del tiempo, y haberme relajado he perdido peso tranquilamente sin angustias ni dificultades sólo por encontrarme mejor y... me encuentro estupendamente, mejor que nunca (por el aspecto y por conseguirlo) pero echo la vista atrás y sin haberme sobrado tantos kilos, ha sido un calvario y lo es para casi cualquier chica, nos sometemos a un control de "calidad" irreal y las consecuencias son nefastas... Aún hoy diría que me pasa pero de otro modo y a otros niveles y me encantaría conseguir este objetivo también.
En fin, a ver qué pasa con esas setas!

Irreverens dijo...

¿Todavía hay setas? :)
¡Quiero fotos!

Pues sí, querido, sí. Yo fui una víctima más de esa gran dictadura del cuerpo femenino ideal que siempre planee sobre nuestras cabezas.
De eso hace ya más de 20 años... cuando apenas empezaba a hablarse de la anorexia, por cierto.

Mi tabla de salvación fue el deporte (y mi espíritu de superación asociado al mismo).
:)

besote

Maria dijo...

El mundo de las dietas milagro, de las cremas de la teletienda y de las cápsulas "adelgace-tragando-como-una lima" me sorprende cada día más. Entiendo que alguien se invente un producto de este tipo, al fin y al cabo, su bolsillo va a engordar sustanciosamente. Pero no puedo comprender cómo puede "picar" una persona con una cultura media o incluso alta; con acceso a toda la abundante información que circula hoy en día acerca de estos temas y con, aparentemente, un mínimo de sentido común.

Y lo que es más curioso es que, cuando les preguntas, todos te contestan lo mismo: "es que yo no la hago muy estricta".

¡Ah! a mí hay una dieta que me funciona muy bien aunque no siempre es fácil de seguir y mucho menos, de manera estricta. Consiste en ser feliz (¡va en serio!); en las épocas muy felices el chocolate no se deposita en ningún sitio y, en cambio, en las que no lo son tanto, hay que echar mano del médico de cabecera.

Un abrazo

Melània dijo...

Hola Walden, te has decidido por un tema muy controvertido!. Todos podemos opinar porque todos hemos querido sacar partido de nuestro físico alguna vez.
Es el primer propósito de Año Nuevo y en época de bikini, siempre es un buen tema de conversación.
En la consulta, viene en forma de trastorno, no ya de síntoma, y siempre nos obliga a plantear la misma pregunta ¿de qué te llenarías si optaras por otra cosa que no fuera la comida?
Por cierto, en época de crisis deberíamos recuperar el deseo por el michelín, ¿no?
Hasta pronto
Melània

Walden dijo...

Hola Exter. Pues sí, había setas. El ejemplo tuyo es para copiar y pegar. Es así, el estado de ánimo ayuda bastante. Luego, claro, somos tan autoexigentes algunas veces... Bueno, espero que consigas esos objetivos de los que hablas.
Un beso.

Walden dijo...

Irre, no sólo hay setas sino que encima las encuentro, y de las buenas. Las últimas lluvias han despertado un poco al campo. Pero hace falta bastante más.

De los trastornos más terribles que me encuentro en la consulta, la anorexia es uno de los que se lleva la palma. Además, en muchas ocasiones va ligado a otro tipo de trastornos que hacen más difícil todavía su abordaje.

Me alegra que lo superaras. El deporte es un buen amigo de casi todo. Espero que sigas practicando, aunque con el poco tiempo del que dispones imagino que estará algo aparcado.

Un abrazo.

Walden dijo...

jajaja, muy bueno María. Ahora mismo me estoy comiendo un trozo de Toblerone sin leche (ya van dos).

Sobre lo que dices, pues sí, tiene poco sentido, pero ya sabes, ¿es entendible que un oncólogo fume? Racionalmente no, pero como esto tiene que ver con lo racional. La publicidad no está hecho para que tengamos un espíritu crítico ante lo que nos ofertan, sino más bien para remover emociones que impulsen a consumir lo que nos venden.

El contexto tiene una presión terrible, cada vez más, y creo que en el futuro será peor.

Qué buena profesión he elegido.

Un beso.

Walden dijo...

Melània: Pues sí, es un tema peliagudo. Las posibilidades terapéuticas son bastante más bajas que con respecto a otros trastornos. Querer adelgazar, perder algo de peso, no es en sí un trastorno, claro. El problema es cuando se convierte en el eje de la vida de la persona.

Es verdad que a veces, la comida sirve para moderar los niveles de ansiedad, teniendo entonces un papel de reforzador negativo, de esto hablaré en el próximo post.

Un saludo colega.

Irreverens dijo...

Huy, pues no, querido Walden, ahí te equivocas: para mí el deporte es como la ducha diaria. Vamos, que no lo abandono jamás.

De hecho, llevo una buena racha deportista e incluso estoy subiéndome al podio de las carreras populares y de orientación en las que participo.
:))

Eso sí: los últimos meses se han repartido entre la traducción y el entreno, básicamente.

Y sí, es muy cierto eso que dices de que la anorexia va asociada muchas veces a otros trastornos. Yo no soy psicóloga pero diría que las más de las veces la causa de esta enfermedad no tiene nada que ver con el peso/aspecto físico...
Es una enfermedad terrible.
:(

¡Enhorabuena por las setas! ¿Hay fotos o no hubo tiempo de sacarlas antes de zampártelas?
:D

besos