viernes, 14 de septiembre de 2012

¿Podemos cambiar el estado de las cosas?



CAMBIO 1 : Más de lo mismo, pero con más intensidad





Hay dos formas de intentar cambiar las cosas; una consiste en hacer "más de lo mismo", y la otra, en hacer algo diferente. Aunque parezca una evidencia absurda, no siempre lo es para quienes tienen el problema, puesto que, a veces,  no perciben o no saben -o no quieren- aplicar medidas diferentes.

A utilizar el mismo tipo de estrategias lo llamamos en psicología "CAMBIO TIPO 1". 

 No me voy a extender en esta entrada en la perspectiva clínica de este aspecto, que ya la he desarrollado en entradas anteriores, sino en las repercusiones para el conjunto de la población de insistir en la búsqueda de un cambio a través de idéntico modelo de soluciones de intensidad creciente.

Imaginemos por qué toma estas medidas el gobierno. Podríamos asumir tres posibilidades diferentes: 

- La primera haría referencia a la de unas personas honestas que creen firmemente en lo que están haciendo, que no se cuestionan los resultados puesto que la fe tiene poco que ver con la evidencia empírica. 

- En la segunda pensaríamos que, en realidad, todo estaría encaminado a un fin, por lo cual, los cambios que perseguirían serían justamente los que se estarían produciendo.

- Por último, podríamos imaginar que, en realidad, ellos, al igual que cualquier otro gobierno en este momento, no podría hacer nada diferente, porque todas las medidas están impuestas desde "fuera".



Postura 1: Tened fe


Entiendo esta postura. De hecho yo la practico mucho en la consulta. A los pacientes suelo justificarles  la terapia, pero finalmente les digo: "Sólo te pido que hagas al pie de la letra lo que hemos acordado". Y ellos se van y lo hacen, (casi siempre). Pero también aclaro lo siguiente: "Si en tanto tiempo esto no da resultado, tendremos que cambiar o de terapia o de terapeuta". Así las personas tienen una referencia, ponen en práctica lo acordado, pero también saben que debe producir unos efectos en un periodo determinado y que si no es así será muy difícil que se produzca un cambio, por mucho más tiempo que esté haciendo lo mismo. 

En el caso de nuestro gobierno honesto, las cosas no funcionan igual. No nos dan una referencia válida o a veces, cuando la dan y no se cumplen, como aquella de "los brotes verdes", la obvian.

La evidencia científica y la lógica casera nos dicen que si dentro de un sistema que se basa en el consumo, se restringe el mismo a través de todas las medidas imaginables, - bajada de sueldos, subida de impuestos, recortes en ámbitos antes protegidos, etc.-, se producirá un empobrecimiento de la población. Si usted está interesado en profundizar en estos aspectos podría echar un vistazo a la entrada anterior.

¿Por qué insisten, pues? Porque son honestamente creyentes. Dogmáticos. Ser dogmáticos es creer en algo que no se puede demostrar científicamente. Imagine que el Opus Dei tuviera un peso cualitativamente importante en el seno de nuestro gobierno y que fueran tan estrictos en su ideario político como lo son en el religioso. Eso podría ayudar a explicar estas posturas cerriles, pero dan un poco (a mí mucho) miedo.

¿Cómo podríamos cambiar esto aquellos que lo sufrimos y, desgraciadamente, somos ateos? 

Postura 2: Todo forma parte de un plan


Algunas personas podrían pensar que, en realidad, se trata de esto, de conseguir justo lo que están consiguiendo. No sólo de que vuelva Bertín Osborne a TVE, sino de privatizar lo público, abaratar los salarios, desregular el mercado de trabajo, controlar los medios de comunicación (más), etc.

Si no es una cuestión de fe, sino que presumen de científicos avezados que saben adonde van, de que este es el camino. Si están de acuerdo  con las mismas medidas que han producido los efectos observables en Grecia, Irlanda, Portugal e Italia, y mucho antes en Chile, por ejemplo, entonces no es que no sepan lo que les espera, es que simplemente, es lo que buscan que ocurra.

¿Y si es así, cómo le damos la vuelta?

Postura 3: No tenemos más remedio


Esta postura es la que observo que tiene más predicamento público. Me recuerda a otra muy común que escucho en la consulta, a cuando algunos padres o maestros están convencidos de que de lo que se trata es de que "el niño es muy vago". Asumir esto implica justamente hacer recaer la responsabilidad fuera de uno mismo.

Si la culpa es de otros, nada de lo que yo haga servirá para nada.

Precisamente, el hecho de que sea tan fácil de asumir ha conseguido a lo largo de la historia que se identifiquen como causantes de los males del momento a determinados colectivos (judíos, árabes, inmigrantes) con los resultados históricos que debería recordar la próxima vez que escuche este argumentario en una conversación de café.

En este caso sería muy importante ocultar a la opinión pública el resto de alternativas. También eso lo recomiendo en la consulta, por ejemplo, cuando les digo que den las órdenes a sus  hijos adolescentes de una manera sutil: "¿Te vas a duchar ahora o cuando acabe la serie?".  En ningún momento se da la opción a decir "No", porque el "No", no aparece entre las opciones.

Hay países que han decidido optar por la desobediencia, por lo que les parecía justo y no les ha ocurrido nada, nada más allá de la bronca pública que, además, ha durado lo imprescindible para que no trascienda demasiado.

Se le presta 9.000.000.000 € a Bankia aún a sabiendas de que es muy probable que se acabe convirtiendo en accionistas y que se tengan que asumir pérdidas, como las de cualquier otro accionista, pero sin embargo se le ponen pegas a una comunidad que solicita un préstamo o adelanto de 1.000.000.000 € para poder hacer frente a los pagos en educación y sanidad, por ejemplo. ¿Eso son imposiciones externas?
Podría poner muchos ejemplos pero entonces no le daría la oportunidad de buscarlos.

Es la postura que más vende, pero también la más fácil de desmontar.

Pero entonces, ¿podemos hacer algo por cambiar esto?

Un SÍ rotundo. Lo decía con claridad "El libro rojo del cole", lo explica con más claridad y perspectiva el último vídeo de "La historia de las cosas",.. Lo puede encontrar en cualquier lado. 

Cuando era un crío, aún en época de la dictadura, en un periodo muy cercano de tiempo tuvieron lugar, en una carretera cercana a mi barrio, dos accidentes mortales. Un parte del barrio se echó a la calle y cortó la carretera exigiendo un semáforo. El primer día se presentaron los grises y los disolvieron a golpes. Yo lo presencié horrorizado mientras jugaba al trompo con otros niños. Al día siguiente, todo el barrio cortó la misma carretera otra vez. La historia se repitió y esta vez hubo más heridos. Un día más tarde, el gobernador apareció por allí para prometer el semáforo y una semana después lo teníamos instalado.

Unos años más tarde, ya en democracia, participando en una organización de base, estuve en unas movilizaciones en un pueblo en el que se habían empeñado las autoridades locales en connivencia con las empresas del polo industrial, en instalar un vertedero de residuos tóxicos. Se formó una verdadera batalla campal continua, durante cerca de  un mes. Finalmente no se instaló.

He presenciado y he estado en muchas batallas perdidas, más que las ganadas. Ahora toca volver a luchar contra la terrible injusticia de hacernos pagar a nosotros y a nuestros hijos el afán de enriquecimiento desmedido de unos pocos. Quizá tenga razón Sánchez Gordillo cuando dice estar cansado de estas procesiones en que se han convertido las manifestaciones y que hay que sumarles iniciativas más arriesgadas y novedosas.

Seguro que cuentan ya con que esas medidas tengan una contestación social determinada, pero seguro también que se nos pueden ocurrir muchas otras, diferentes, eficaces y justas.

A eso, en psicología, lo llamamos CAMBIO 2.

NOS VEMOS EL  15S EN MADRID.
















7 comentarios:

Irreverens dijo...

Si no te importa, cuelgo tu post en mi Facebook.
:)

¡Qué bien me caes, Walden!

¿Te lo había dicho ya alguna vez?

Irreverens dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ana dijo...

Hoy es 15S y yo estoy aquí, en mi casa, leyendo tu entrada y comentándola. ¿Me he rendido o me siento tan débil que creo que nada de lo que haga servirá para cambiar? Hoy estoy en una nube negra. Vendrán tiempos mejores (o deberían).
Un abrazo.

Walden dijo...

Hola Irre. Claro que no me importa.
No, ya era hora de que me lo dijeras. :D.

Un beso.

Walden dijo...

Qué tal Ana. Claro que vendrán tiempos mejores. Soy un optimista crónico. Las crisis sirven para mejorar también (aunque obviamente no siempre ha sido así). Miles de jóvenes han tomado conciencia, se han decidido a participar, sienten que está en sus manos,... claro que hay que ser optimistas... pero si sólo somos optimistas sin más, no va a ser suficiente.

Un abrazo.

Melània dijo...

Los tiempos están cambiando, por lo menos en Cataluña, pero creo que veremos un efecto dominó. en el fondo, todos queremos lo mismo, una política que realmente nos represente.
Gracias por compartir tus ideas con todos nosotros.

Walden dijo...

Exacto, Melània, todos queremos básicamente lo mismo, al menos, la inmensa mayoría.
Gracias a ti.
Un saludo.