jueves, 20 de septiembre de 2012

PROHIBIDO HABLAR DE LA COSA




Me comenta una compañera que  vio, en un bar de Sevilla, un cartel que decía:


           PROHIBIDO HABLAR DE LA COSA


Entonces recordé 
a mis padres,sentados en la marquesina de casa, durante el tardofranquismo, pidiéndome que bajara la voz cuando hablaba de política  para evitar que lo escucharan los vecinos.

Unos días más tarde, una amiga me sugiere que haga como ella y no hable de política, que es malo para mi salud, según ha podido constatar en sí misma, por lo que ahora ni habla, ni lee periódico alguno y pasa de puntillas por cualquier noticia al respecto.


Me pregunté entonces, cómo funciona este silencio autoimpuesto y el sugerido, en una situación como la nuestra, en la que pareciera que lo lógico sería que todos estuviéramos, cuando menos, no ya hablando, sino gritando.

Por ejemplo, en EE.UU., tras hacerse público que, tras una etapa de especulación desaforada, buena parte de las más importantes entidades financieras habían contraído una deuda que en su conjunto era superior al PIB de todos los países del mundo juntos  y que el Estado -ese Estado al que el neoliberalismo exige que se mantenga al margen de toda intervención en lo público- había socializado las pérdidas colocando tres billones de dólares para rescatarlas, se ordenó al ejército y a la policía que se prepararan para los disturbios. Pero al final, estos no tuvieron lugar. Apenas conatos aislados. En el mundo occidental, salvo en Grecia, las revueltas están siendo extrañamente pacíficas, a pesar de la violencia ejercida contra los ciudadanos, abocados en muchos casos a la pérdida de su presente y de su futuro.



Es curioso,en este sentido, que  en algunos estados americanos, el encarcelamiento de ciudadados a causa del no pago de las deudas contraídas con los bancos haya aumentado un 60%, mientras que el de los banqueros causantes de la crisis que asola al mundo sigue rondando el 0%.




Pero no se habla mucho de ello. No sólo en el bar de Sevilla. Puede comprobarlo. Ni siquiera por twitter u otras redes sociales. Se habla de  política, mucho, sí, pero el discurso predominante en estos ámbitos descansa más sobre el papel negativo de los políticos, los sindicatos, etc., en la situación actual, que sobre el sistema que ha sustentado y sustenta la posibilidad de que esto ocurra. 


Es decir, hay una serie de "cosas" sobre las que es políticamente correcto estar indignado y que no causan infartos, porque los infartos nacen del debate y el debate sólo se da con la confrontación de ideas. 

Encabezando las listas de dichas "cosas" están los políticos, así, en general. Todo lo que sea disparar al político o al sindicalista está bien visto, de forma que cualquier partido que haga bandera de la toma de medidas sobre ellos ganará credibilidad y votos. El ejemplo más claro es el de UPyD. También cuando escuchamos a Cospedal (Mario Conde  tiene el mismo planteamiento ante las elecciones gallegas)hablar de acabar con la "profesionalización de la política", escucho los aplausos, aunque el 95% de los "políticos" sean concejales que no cobran nada y están disponibles 24 horas al día.



Apuntamos como culpables a los que socialmente está bien apuntar, pero huimos de aquellos otros discursos que pudieran comprometernos a nosotros mismos en el cambio. Es mejor pensar o decir: "La cosa está mal", pero no: "La cosa está mal, tenemos que hacer algo".

Pero no hay opción. Los anti-sistema no son los melenudos con mochila que ponen pancartas en los puentes cuando se reúne el G-20. Los anti-sistemas somos todos, porque no podemos ser otra cosa. No es que el planeta no pueda permitírselo y usted todavía no se haya enterado, o que la acumulación de riqueza en manos de 10 implique la pobreza extrema en buena parte de la humanidad, no; ahora las consecuencias del capitalismo ya están llamando a su puerta.

Igual no es preciso, aunque sí deseable, que tenga que  desplazarse mil kilómetros a gritar contra las injusticias o ponerse delante de la guardia civil ante un desahucio,o sencillamente acudir a la próxima asamblea del 15M de su barrio, pero hay otras formas de participación: tomarse la molestia de documentarse, de ver vías alternativas de información y difundirlas,.. aunque sólo sea no prohibir que se hable de la "cosa" para permitir que desde el debate se clarifiquen las ideas.



Me parece interesante estas reflexiones en ATTAC de Carlos Taibo. En el mismo se habla, entre otras, sobre algunas de las cosas que apunto en esta entrada y que tienen que ver con el paso de estar en casa a integrarse, de pronto, en un movimiento esperanzador, que da respuesta a las necesidades de participación y expresión, y permite debatir, elemento este imprescindible para ampliar nuestra propia visión, la que la mayoría tenemos adquirida a través de la versión oficial.











12 comentarios:

Isabel dijo...

Bueno,yo, como sevillana, sé que estos carteles se ponen simplemente con sentido del humor,por lo general... Porque aquí hablamos ,como en todas partes "de la cosa y cómo está".
Te doy la razón en que la gran mayoría no nos sentimos "anti- sistema", quizás porque todavía hay muchos que se creen que las cosas son otros los que las tienen que solucionar. Nuestra pasividad, y no que se hable o no de "la cosa", es lo que nos acaba "transformando" en verdad.

La lengua siempre es ligera...La conciencia,a veces, demasiado relajada.
Y si hablar de política es malo para la salud,también lo es pensar y sentirnos indignados.
Al final pagamos los mismos siempre,en todos los sentidos.
Es de vergüenza,amigo. Y mientras..."eso no se dice ,eso no se hace,eso no se toca". ¡¡A tomar Fanta!! Por lo menos... ;-)
Un gran abrazo y me sigues encantando. :-)

Walden dijo...

Hola Isabel, ya sé que es con esa intención.

Sí, siempre somos los mismos, eso está claro.
Me alegra verte por aquí.
Un abrazo.

Celia dijo...

Pues yo soy de las q opina poco de politica. mas bien actuo. voy a manifestaciones cuando estoy deacuerdo con el motivo hago siempre huelga cuando hay una general. pero hablar por hablar me cansa. por no decir que siendo catalana en ciertos sitios como facebook tengo que ir con cuidado con lo q digo de mis opiniones pq siempre termino ofendiendo a alguien. mas que nada pq no estoy deacuerdo ni con unos ni con otros y se que no deberia callarme pero es que como a mi me duele leer ciertas cosas tengo cuidado de no provocar los mismos sentimientos y tambien pq no me gusta discutir con familia y amigos por temas de este tipo.
Besos

Walden dijo...

Sí, te entiendo. A veces lo pasan mal no los que discuten -que puede que también- sino el resto.
Lo que me parece importante es que en lugar de discutir "por los unos o por los otros", cuando seguro que todos tenemos los mismos intereses -por lo menos la gente de a pie que conozco y con la que hablo-, es más fácil derivar hacia las consecuencias del tipo de sociedad. Es que cada acto de este tipo que cometen arruina la vida a muchas personas, y eso es difícil discutirlo.

En fin, alguna vez coincideremos en alguna y completamos la charla.

Un abrazo.

Maria dijo...

Supongo que muchas veces es imposible levantarse o, en su versión más light, hscerse oír, decir que está mal. Pero... esa cuerda invisible que se llama miedo... ata muy fuerte. Y es una pena que no nos demos cuenta que nosotros mismos podemos cortarla y ayudar a cortar las de otros.

Un abrazo

Walden dijo...

Pues llevas razón, María. Podemos cortar la cuerda, esa del miedo y la de creer que no es posible (hoy puedes ver en Portugal un ejemplo de ello).
Todo esto está sirviendo para que nos cuestionemos las cosas.
A mí me impactó el video-entrevista de Esther Vivas, hablando sobre el hambre en el mundo. Si no lo has visto te pido que lo hagas (está en la entrada "Enlaces para salir de la caverna").

Un abrazo.

Irreverens dijo...

Yo suelo intentar debatir y me mojo. Al contrario que Celia, a mí se me ocurrió dar mi opinión en FB sobre el "fenómeno" surgido a raíz de la Diada en Cataluña... y estoy segura de que me he ganado algún que otro adversario entre mis contactos.
Pero, oye, si no debatimos en este marco legal que todavía permite que opinemos, ¿cuándo lo vamos a hacer? ¿Cuando esto se convierta en una dictadura de facto, con todo lo que eso conlleva?

Suscribo, como siempre, tu post. Y ya que ha salido el tema, opino que lo de la independencia no es la solución. Yo siempre he estado a favor de una confederación a la suiza. Y no me duele ni me avergüenza confesarlo.
Además, a CIU le ha venido de perlas toda esta catarsis colectiva. Gracias a ella avanza unas elecciones que, de haberse celebrado cuando tocaban, les habrían dado muchos menos votos que los que les rendirán ahora...
Pero claro, la gente está enardecida, en pleno subidón emocional, y no es capaz de ir más allá de sus sentimientos. En esta Diada han confluido muchas cosas pero yo estoy segura de que los realmente independentistas son el 30%.
El resto responden airadamente a la situación económica actual y a la pobre gestión de unos y de otros; lo que sucede es que el gobierno de CIU ha sabido quitarse de encima su parte de culpa para echarla toda "a los otros"...

En fin, lo dejo aquí, que no quisiera convertir tu blog en un panfleto.
XD

besotes

Walden dijo...

Completamente de acuerdo. A CIU esto Kenia ha venido de perlas. Yo estoy por un estado Federal.
Sobre lo de debatir, pues no pongo ni una coma.
Un abrazo

Melània dijo...

Hola, soy catalana, así que os agradezco vuestros comentarios porque, a veces, sólo sabes lo que oyes por la tele. Nosotros creemos que estamos haciendo "algo" para cambiar las cosas, por lo menos hemos abierto un debate. Muchos no éramos independentistas, somos crédulos que nos han dicho que si no pagamos los 15.000 millones de euros "solidarios" tendremos suficiente para pagar nuestra deuda y poder crecer económicamente, pero ¿quién no apuesta por eso?. No somos anti, pero sí que nos convence lo de las dos españas. Personalmente, creo que nos han enviado un mensaje claro: !espavílate como puedas, ahora estás solo! y creo, sinceramente, que la gente tiene ganas de hacer algo, algo útil, algo que realmente signifique que se oíga nuestra voz. Cuando ese "algo" surja, estaremos todos juntos, seguro.
Hasta pronto

Walden dijo...

Melània, a mí lo que me preocupa es que el discurso sobre el tipo de estado oculte el necesario sobre las responsabilidades, las privatizaciones, el desmantelamiento del estado de bienestar, la democracia, etc. En Alemania se vende que los culpables de la crisis son los griegos, los españoles, los italianos,... que somos unos vagos. Es un mensaje fácil de calar entre la sociedad y muy peligroso.

Un abrazo.

Melània dijo...

Hola Walden, creo que el modelo está caduco. Tenemos pruebas de sobra de ello. Quizá lo que necesitemos sea deshacer para hacer de nuevo con más racionalidad. Algo que siempre me sorprende es que en el bar, en las sobremesas, o en algunos blogs, se insinúan opciones de reconstrucción que, a mi, me parecen muy válidas. Así que me pregunto, ¿sólo sirve el sentido común para los de a pié?. Creo que es más emocionante pensar en cómo será este nuevo modelo, podado de corrupción, mala gestión sin consecuencias, clasismo, enchufismo... Y además, con un sistema de bienestar que fomente la maternidad, la conciliación y que apueste por el talento (sin tener en cuenta la edad). Ese es mi modelo.
Besos

Walden dijo...

Completamente de acuerdo, tanto es así, que tengo convocados a un montón de amigos a una barbacoa casera para charlar sobre "cómo arreglar el mundo". Medio en broma, medio en serio, lo que me llama la atención es justo lo que comentas, que cuando lo hablamos se nos ocurren cosas con tanto sentido común que no te explicas cómo no se utilizan.
Ya te contaré los resultados.
Un abrazo.