miércoles, 20 de febrero de 2013

Morir como alternativa

Imagine que tiene varios hijos y que de pronto, debido a una sobrecarga laboral, a usted y a su pareja les entra una extraña sensación de impotencia, de incapacidad para hacer frente a la educación y cuidados básicos de los niños. Entonces va a la consulta de un especialista en estas vicisitudes. Allí, en la sala de espera,  se encuentra con otras familias en circunstancias similares y entabla conversación con ellos. Algunos llevan mucho tiempo aplicando las recomendaciones del terapeuta pero las cosas no parecen ir muy bien.

- Nos dice que les dejemos sin TV, sin Nintendo, sin... lo que vaya haciendo falta.
- ¿Y eso les funciona? - pregunta usted esperanzado.
- No, cada vez los dejamos con menos cosas. A mi hija pequeña le he dicho que este año no habrá Reyes, por ejemplo, pero cada vez  hay más conflictos en casa.
- Y entonces, ¿por qué siguen haciéndolo? - vuelve a preguntar, esta vez preocupado.
- Este es el mejor terapeuta. Él sabe lo que se hace. Nos pide paciencia.

Entonces usted, que todavía no ha ingresado en la secta decide marcharse en busca de otro profesional y le cuenta lo que ha escuchado. Extrañado, éste le comenta que las técnicas que le ha citado se han mostrado ineficaces sistemáticamente, por lo que actualmente no hay ningún profesional que no sepa cuáles son las consecuencias de empeñarse en utilizarlas como remedio para tales dificultades.

- Es más - le dice- no sólo son ineficaces; son perjudiciales. A ese profesional hay que denunciarlo para que le retiren la licencia o le pongan una sanción.


Le voy a contar justamente lo que sabemos, desde el ámbito socio-sanitario, respecto a recortes sociales y sus repercusiones en la  morbi-mortalidad.

Mire, estos son algunos datos que aparecían en octubre de 2005 en    El libro Verde de la Salud Mental,"Mejorar la Salud Mental de la población":

Se estima que más del 27 % de los europeos adultos sufren al menos una forma de alteración  psíquica en algún año de su vida 

En la UE, las formas más comunes son los trastornos de ansiedad y la depresión. Se espera  que en 2020 la depresión sea la causa de enfermedad número uno en el mundo desarrollado

Actualmente, unas cincuenta y ocho mil personas se suicidan cada año en la UE, cifra que supera la de muertes anuales por accidentes de tráfico, homicidios o VIH/SIDA.

Incluía también una conclusión de importante calado:


La salud mental y la salud física están estrechamente interrelacionadas. Esto significa que si  se integra la salud mental en la prestación de servicios hospitalarios generales se pueden  acortar significativamente los periodos de hospitalización, liberando así recursos económicos.

En su declaración de intenciones, instaba a sus miembros a "... dar prioridad a la salud y el bienestar mental en sus políticas de salud y elaboren estrategias y/o planes de acción sobre salud mental que abarquen la prevención de la depresión y del suicidio".

Parece que no han ido por ahí los tiros.


En esta gráfica, recogida en dicho documento, se apreciaba la diferencia en gasto en salud mental, respecto al gasto total en salud. Sí, España, está en la cola con un raquítico 5%. Sólo tres países gastaban menos en salud mental: Portugal, República Checa y Eslovaquia. Esto ha variado poco a día de hoy, a pesar de las peticiones expresas por parte de la OMS.

El tratamiento farmacológico se está convirtiendo en la única vía para atender a los problemas de salud mental, con el enorme gasto que ello implica, aparte de que en muchos casos no es el tratamiento de elección.

Con la llegada de la crisis, los problemas relacionados con la salud mental se han disparado. Pero al mismo, tiempo, los recursos atencionales han disminuido. No es complicado entender cuáles van a ser  -están siendo-  las consecuencias.

Grecia, por ejemplo, ha pasado de ser el país con la tasa de suicidio más baja de Europa a tener una de las más altas, con un incremento oficial del 37%, posiblemente mayor debido al ocultamiento de casos, por cuestiones religiosas. Se ha descrito la relación también con otro tipo de muertes, tales como los infartos de corazón o las enfermedades relacionadas con el sistema inmunulógico, por ejemplo.

Tenemos otros antecedentes no muy lejanos respecto al efecto de las crisis sobre la morbi-mortalidad. Por ejemplo, en la crisis postsoviética (1989-1999), aumentó el paro, la mortalidad y ¡disminuyó la esperanza media de vida! Ese incremento de la mortalidad se debió especialmente al aumento de causas externas, tales como los suicidios o los homicidios y por enfermedades cardiovasculares. La esperanza de vida cayó del 64 a 58 en los hombres y de 74 a 71 en las mujeres.

Los estudios longitudinales de Stockler y cols., muestran que el incremento de un 1% en la tasa de desempleo supone un incremento de 0,8% en la tasa de suicidios.

Otros estudios abundan en la misma dirección, no sólo se incrementan las desigualdades sociales, sino también, aparte de la mortalidad y las enfermedades, las desigualdades en esperanza de vida.

Quiero llamar aquí la atención a un hecho crucial: tanto en uno como en otros estudios, cuando se adoptan medidas paliativas, el incremento vertiginoso del desempleo no conlleva una subida en la tasa de suicidios ni en los otros indicadores citados. Es decir, cuando los niveles de protección social son adecuados actúan como amortiguadores vitales.

Por ejemplo, en Finlandia, entre 1990 y 1993, el desempleo pasó del 3% al 16%, sin embargo la tasa de suicidio descendió. Lo mismo que con la crisis en Suecia a principios de los noventa. Mientras, en ese periodo, la crisis azotaba a España también, pero mientras la correlación fue inversa en Suecia (-0,13), en nuestro país fue positiva (0,59), es decir, aumentaron los suicidios.

La conclusión del estudio de Stockler fue que cuando la inversión en políticas activas de empleo supera los 140% per capita, un determinado incremento del desempleo no afecta a las tasas de suicidio.

Al mismo tiempo, investigaron qué efectos producían los recortes sobre la mortalidad. Estimaron que por cada 80€ recortados por persona en ayudas a desempleados, discapacitados, jubilados, familias y niños, la mortalidad general podía incrementarse un 1%, los debidos a problemas relacionados con el alcohol un 2,8% y las cardiovasculares un 1,2%, entre otras.

Otros investigadores, como Hopkins, habían señalado anteriormente que obedecer ciegamente las directrices del Banco Mundial o del FMI en la crisis del sureste asiático tuvo un coste significativo en mortalidad en Tailandia e Indonesia, mientras que en Malasia, que, frente a lo recomendado por el Banco Mundial, no redujo el gasto social, estas tasas no tuvieron tal repercusión.

Hay más ejemplos, pero creo que con los citados basta para hacerse una idea de la diferencia entre  lo que sabemos actualmente y lo que ponen en práctica nuestros dirigentes, convertidos en marionetas de otros intereses y voceando el discurso neoliberal de la imposibilidad de otras opciones: No hay alternativa. No sólo las hay, sabemos además que las implantadas provocarán no sólo el empobrecimiento del país con una duración incierta, sino la muerte de cientos y miles de seres humanos, daños colaterales ante los que alguna ministra o dirigente del PP esbozará un amago de lágrimas en TV.

Quisiera detenerme, por último, en las medidas que han mostrado su eficacia, entre otras, las políticas activas de empleo. 

A pesar de que en España el gasto en políticas de empleo ha llegado a triplicar a la media de los países de la OCDE. Sin embargo la mayor parte de ese gasto en España está destinado a políticas pasivas, a las imprescindibles prestaciones  por desempleo, gastando proporcionalmente muy poco en formación y en servicios públicos de empleo, intermediación laboral, (véase, por ejemplo, los recientes despidos de profesionales dedicados a este área), mientras que el gasto en incentivos a la contratación y a la creación de empresas es muy superior incluso a países como Francia o Alemania.

Estos señores no realizan un seguimiento del gasto en programas de este tipo, que pudiera determinar itinerarios ajustados a las nuevas necesidades. Se limitan a describir los gastos y a citar las tasas brutas de inserción laboral, y así es imposible que funcione, más bien al contrario, así será dinero dilapidado, que durará -como ocurrió con el plan Ñ-, lo que dure el dinero. 

Si usted hiciera eso en su casa, con su economía doméstica, tardaría poco en ver los resultados. Luego podría concluir que es mucho mejor privatizar la planificación de su gasto familiar y decidir  contratar a un gestor para que la llevara.

Algo parecido hacen ellos, en lugar de dimitir por ineptos, temerarios, arrogantes como sólo puede serlo la ignorancia,.. en lugar de eso, se aferran a la fe, o bien, como alternativa, hacen lo que hacen conscientemente, sabiendo cuáles van a ser los resultados.

No quiero estar gobernados por fanáticos religiosos, ni por títeres sin alma. Ni nosotros, ni nuestros hijos nos merecemos esta barbarie.

Un ejemplo, de la estulticia que tenemos que soportar: 

Lo que dice: “Los profesores son un cuerpo privilegiado”, entrevista a la diputada del PP, M.Carmen Martín Irañeta.


Próxima cita: 23F











6 comentarios:

Ana dijo...

Pertenezco a un cuerpo privilegiado, efectivamente. Pero no por las razones que arguye esa estúpida.
Porque elegí este trabajo voluntariamente, por vocación. Porque confío -aún hoy y aunque a ratos me desespere- en la fuerza de la educación. Porque los niños y los jóvenes me dan energía. Porque creo que mi trabajo es importante, pese a quien pese.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Walden, puedes decir cuándo es la próxima charla y dónde?, me gustaría asistir. Gracias, un saludo.

Walden dijo...

Entiendo tu enfado Ana. Leí un par de veces la entrevista porque no podía creerme la cantidad de sandeces que decía y las justificaciones que aplicaba. Es como estar en otro mundo. Lo malo es que personas así nos están gobernando.

Un beso.

Walden dijo...

La próxima charla es esta misma tarde, día 21, pero es en la Universidad, a los estudiantes de psicología.
Las próximas las colgaré tanto aquí como en Facebook y Twitter con tiempo suficiente.

Gracias por el interés.

Un saludo.

Melània dijo...

Vaya, los datos son espeluznantes... Siempre me acabo preguntando lo mismo, si existen soluciones ¿por qué nos las llevan a cabo? ¿es que existe alguna información que desconocemos? ¿hablamos únicamente de ineptitud? ¿todos son unos ineptos? Y las posibles respuestas me desesperan.
Besos (para los que buscan y encuentran soluciones)

Walden dijo...

Melània, yo creo que no es que no lo sepan, es simplemente que no son ese tipo de soluciones las que buscan.
Según ATTAC bastaría con poner pequeñas tasas, como la tasa Tobin, a las transacciones especulativas para aumentar considerablemente los ingresos públicos. Fíjate que no plantean siquiera un cambio de sistema, ni algo que no pueda adoptar cualquier país del entorno, pero ni eso.

Un beso.